viernes, 20 de junio de 2008

Un cuento

En cierta parte del mundo vivía un pollito, era muy lindo de color amarillo con ojos vivarachos y ganas de conocer el mundo. Quería saber más cosas de las que sabían sus padres, quería salir del gallinero y explorar, encontrar tesoros, ser un héroe y colmar de dicha y orgullo a su familia y amigos.

Un día mientras caminaba por el gallinero, en su interminable búsqueda de cosas nuevas tropezó con algo, estaba semienterrado en el suelo blando gracias a que una noche antes había sido mojado por una llovizna. Al principio se molestó mucho porque este objeto lo hizo tropezar y caer al suelo, se había manchado sus antes relucientes plumitas. Se levantó sacudiéndose para quitar la tierra de su cuerpecito y volteó con la intención de propinar una fuerte patada a eso que lo había hecho perder la concentración de su última búsqueda del tesoro perdido que, según le contó su abuela, podría estar en cualquier parte del gallinero.

Se encaminó decidido a castigar a ese objeto que lo hizo víctima de semejante vergüenza, los héroes no se tropiezan, pero algo llamo mucho su atención. El objeto brillaba con la luz del sol, era un brillo muy tenue con destellos azules, ¿sería ese el tesoro que mencionó su abuela? ¿Lo habría encontrado por fin y sin ayuda de nadie? Que orgullosos estarían todos de él. Su padre que siempre fue tan distante porque sus obligaciones como macho de la familia implicaban salir muy temprano a cantar y despertar a todo el mundo, porque Pollito sabía que el canto de su padre era tan poderoso que seguramente despertaba al mundo entero, él se sentiría orgulloso y quizás por fin prestaría un poco de atención a los sueños de Pollito. Su madre, ella sí que estaría feliz, siempre escuchaba con cierta atención todas las locuras que Pollito decía lleno de ilusión, pero estaba tan ocupada cuidando a sus hermanos y hermanas que no podía nunca acompañarlo a sus aventuras.

Ahora, estaba seguro, podría demostrarles a todos que era un buscador de tesoros, no, no, mejor aún, era un “encontrador de tesoros”. Se acercó con la mirada fija en el objeto que destellaba en el suelo, casi estaba por fuera de la tierra después de haber hecho tropezar a pollito. Intentó sacarlo pero no salió a la primera, intento de nuevo y se dio cuenta de que tendría que escarbar un poco para que la tierra lo soltase, en la vida de un héroe nada es tan sencillo pensó Pollito. Pico un poco por la derecha, otro tanto por la izquierda hasta que la tierra fue cediendo y el objeto fue liberado.

¡Era hermoso! Seguramente una piedra preciosa que algún viajero había extraviado mucho tiempo antes o probablemente era parte de un tesoro enorme que estaría esperándolo fuera del gallinero. Ahora tenía en sus manos la prueba que necesitaba para que sus padres entendieran que él debía ser libre y no estar encerrado en ese lugar lleno de gallinas. Él no pertenecía ahí, debería estar afuera, recorriendo el mundo, cazando leones y conquistando imperios.

El problema ahora era ¿Cómo transportar el objeto hasta su casa? Donde lo pudiera mostrar a todo el mundo. No podía dejarlo ahí, podría encontrarlo alguien más y robar todo el crédito, además los héroes no abandonan sus tesoros. Intentó cargarlo pero ni siquiera lo pudo levantar, sus alitas no tenían la suficiente fuerza. Podría llevarlo en su espalda seguramente pero ¿Cómo lo subiría hasta ahí?

De pronto la mejor de las ideas cruzó como un relámpago por su mente, lo empujaría hasta su casa, si, eso era lo correcto. Y como los héroes no esperan y mucho menos piden ayuda, empezó a empujar el objeto, primero con poca fuerza, no quería arruinarlo. El objeto no se movió. Empujó con más fuerza, siempre tratando de no romperlo. Pero el objeto azul brillante no se movió. Esta vez aplicó más fuerza aún, todavía lleno de dicha por su hallazgo, pero el objeto azul no cedió ni un milímetro. ¿Qué esta pasando? Pensó pollito ¿Cómo voy a mostrarle mi tesoro al mundo si no puedo siquiera moverlo de aquí?

Desesperado siguió intentando sin descanso hasta que su cuerpecito no pudo más. Estaba tan cansado que se quedó dormido muy juntito de su tesoro. A la mañana siguiente, cuando escuchó el potente canto de su padre retumbar el sus pequeños oídos, se dio cuenta de que no había ido a casa, su madre debía estar preocupada, tenía que avisarle que estaba bien, que sólo se había quedado dormido en la parte de atrás del gallinero donde casi nadie suele ir. Además tenía hambre, mucha hambre y entonces recordó que no había comido nada desde el día anterior. Pero ¿Qué haría? No podía dejar solo su tesoro, alguien más lo tomaría. ¿Permanecería ahí vigilante? ¿Qué comería? ¿Qué bebería? ¿Con quién jugaría?

Estuvo un rato dando vueltas alrededor de su tesoro, decidido a no abandonarlo. A lo lejos se escuchaban los píos de sus hermanos jugando, divirtiéndose, seguramente ellos ya habrían comido y tomado un baño. Sintió deseos de unírseles para jugar, pero ¿Qué pasaría con su tesoro? Permaneció plantado junto a el, intentando moverlo de alguna manera. El tesoro no se movió. El objeto azul parecía no estar dispuesto a ser conquistado. Pero Pollito seguía intentando. Ya un tanto desanimado y con demasiada hambre para seguir tratando de llevarse el tesoro a casa, se sentó a descansar. Sus hermanos andarían libres por todo el gallinero, jugando, riendo, buscando comida, ayudando a mamá, mirando a su padre en lo alto del granero y mientras él, el héroe, el “encontrador de tesoros” estaba ahí a lo lejos, cansado, solo y sin comida.

Tal vez ese tesoro no valía tanto sacrificio. Pollito prefería estar con sus hermanos y sus padres. Además si él que era todo un héroe no había podido mover siquiera al tesoro del su lugar, nadie mas lo haría. Empezó a caminar sin darse cuenta hacía su hogar. De pronto se detuvo volvió la mirada hacia el objeto azul y con una sonrisa corrió a casa. Nadie le quitaría el orgullo de haber encontrado su tesoro. Ahora ya sabía que era capaz de realizar cualquiera de sus sueños. Todo era posible…. Mientras tuviera una familia a quien regresar. Y después de todo ¿Quien quiere conquistar imperios y cazar leones con el estomago vacío?


Cheryl

2 comentarios:

MIG dijo...

Como dijo Dorothy "No hay lugar como el hogar"....

=D

Pasajeros enmascarados dijo...

Ser un Pollo feliz, o ser un Pollo fuera de serie... La gran encrucijada...