miércoles, 27 de agosto de 2008

Tatuajes...

Siempre me ha gustado hacer cosas para cambiar mi imagen de vez en cuando, no soy del todo conservadora en ese aspecto, me he arriesgado cortando mi cabello más allá de lo conveniente para mi tipo de cara, lo he pintado de colores extraños, he usado ropa extravagante y hasta medio hippie. Pero siempre quise hacer “algo más”.

Aclaro que no todas las locuras me parecen viables para mi persona, sólo algunas son las que llaman mi atención. Los tatuajes son una de ellas. Me gustan, desde que estaba en la secundaria quise ponerme uno pero no me atreví, por miedo a ser desheredada o algo por el estilo. En mi familia nadie tiene un tatuaje y ni pensar que alguien se atrevería a ponerse uno.

Nadie, excepto yo. No se si el hecho de que soy la más pequeña de mi familia es lo que me hace diferente al resto, pero similar al mismo tiempo. Hace unos días fuimos Rodrigo y yo a hacer investigación sobre los lugares que se dedican a hacer ese tipo de trabajos. Visitamos varios lugares para checar las instalaciones, la higiene y ver los trabajos que hacen los artistas del tatuaje.

Porque son artistas, capaces de hacer unos dibujos tremendos en la piel de aquellos valientes a quienes les gusta decorar su cuerpo, o como diría Rodrigo “personalizar su cuerpo”. Después de mucho buscar, en Internet sobre todo, elegí el diseño que plasmaría en mi piel para siempre, no fue nada fácil, porque hay muchas cosas que me gustan. Pero me debatía en si me gustaban lo suficiente como para hacerlas parte de mi de manera permanente. Cambié de opinión un par de veces antes de tomar la decisión final.

Nada que estuviera de moda. Tendría que ser algo intemporal con lo que me sintiera identificada. Y lo encontré. Ya estaba decidido. Hice una cita con los chavos de Mystique. Me preparé psicológicamente y llegamos mi novio y yo a la cita (ya saben, por aquello del apoyo emocional y por si intentaba correr jeje). En cuestión de minutos estuvo todo listo y me pasaron a la sala de tatuajes, con varios espejos y aire acondicionado. Tomé mi lugar en la silla de los torturados y Rodrigo, con cámara en mano, se dedicó a observar y apoyarme moralmente.

Esperaba que el proceso durara media hora cuando menos, pero no habían pasado ni 15 minutos cuando escuche la voz que me decía ¡Listo! No lo podía creer, corrí al espejo para ver mi nuevo diseño. Había quedado tal y como lo pensé. ¿Qué si duele? No les voy a mentir diciendo que no, pero tampoco les diré que es un dolor que no se pueda tolerar, además mi tatuaje es pequeñito por lo tanto menos doloroso. Pero nada mas piensen, si el dolor fuera insoportable ¿Cómo es que tantas personas tienen tatuajes enormes en sus cuerpos?

Vimos fotos de personas cuyos tatuajes son impresionantes, pueden ser retratos de personas amadas, diseños exclusivos creados por uno mismo, personajes míticos como dragones, hadas, unicornios, etc., pueden ser animales, frases en alguna idioma extraño, símbolos y muchas cosas más. El hecho de que a mi me guste esta onda, me obliga a decir que es fascinante.

Pero esto es sólo para aquellos que son partidarios de personalizar su imagen de manera permanente. Un par de consejos: nunca, pero nunca, se pongan un tatuaje que signifique algo para alguien más, o el nombre o rostro de alguien que no sea de su familia... porque la vida gira y lo que hoy te parece maravilloso, mañana te podría parecer odioso y no querrás tenerlo en tu piel durante años; y siempre vigila muy bien el establecimiento que elijas para hacerte un tatuaje, debe ser higiénico y contar con todos los documentos que lo acrediten como un negocio legal.

Si ya tienes un tatuaje que adorne tu cuerpo, te felicito y si decides hacerte uno... bienvenido al club.


Saluditos!!


Cheryl

martes, 26 de agosto de 2008

Mitos del cine

En esta vida hay tantos mitos circulando por ahí, algunos plenamente identificados otros no tanto. A mi me encanta el cine y por lo tanto me gustaría dedicar esta entrada a desvelar algunos de los mitos que el cine nos ha mostrado y que a muchas y muchos nos gustaría creer que son verdad.

1.- “Cualquier cerradura puede abrirse fácilmente con una tarjeta de crédito o un pasador para el cabello”
Eso sería genial si fuésemos ladrones, pero malísimo si eres gente normal que trabaja para poder comprar todo lo que tienes.

2.- “Ese hombre guapísimo, o esa mujer preciosa, que parece insoportable y arrogante, en realidad es el hombre o mujer de tus sueños”
En la vida real casi siempre tu primer instinto es correcto, si te parece insoportable debe serlo.

3.- “Los autos deportivos descapotables son glamorosos”
¡Chicas! Nosotras sabemos que eso es completamente falso, la verdad es que nuestro cabello queda igual que si hubiéramos metido la cabeza en una secadora de ropa. A menos, claro que no lo uses para transportarte de un lugar a otro y sólo te tomes fotos en el.

4.- “La mejor manera de conocer a esa persona que te encanta es tropezar accidentalmente con ella y derramarle tu café encima”
Totalmente falso y telenovelero, si lo llegas a intentar es mejor que lleves unos audífonos (con todo el volumen) y un buen guardaespaldas.

5.- “El jefe o jefa es atractivo (a), adorable, con mucho dinero, tiene un gran corazón y además de todo, está enamorado (a) de ti”
Jajajaja pongan atención a su trabajo porque el ogro está por llegar.

6.- “Los bartenders son guapos (as), sensibles y te pueden dar consejos amorosos, escuchar tus penas y coquetear contigo, todo al mismo tiempo”
La verdad es que la mayoría de las veces los pobres están tan ocupados que con trabajos nos pelan para darnos el trago que les pedimos y no siempre son guapos.

Claro está que estos no son todos los mitos que el cine nos ha puesto en la cabeza, son sólo algunos de los que pude recordar y que me parecieron dignos de mencionar. Si no has visto películas románticas tal vez ninguno de estos mitos te parezca conocido. Pero si las has visto entonces es posible que estés de acuerdo conmigo.


Cheryl

lunes, 18 de agosto de 2008

Todo tiene un precio

Hace algunos años, cuando yo contaba con aproximadamente 5 añitos de edad, mis hermanas mayores y yo (que soy la peque de la familia) fuimos a visitar a Carlos, uno de mis hermanos que vivía en otra ciudad.

Mi relación con Carlos era algo especial, en parte porque yo era la más pequeña de sus hermanas y en parte porque todos decían que el parecido físico entre nosotros era notable e incluso le llegaban a preguntar si yo era hija suya. Él me consentía y yo le correspondía con apapachos. Carlos vivía lejos de la familia porque era muy independiente y desde muy joven se emancipó de mis padres para hacer las cosas que lo hacían feliz. Tenía su propio negocio y llevaba el tren de vida que a él le encantaba.

Aquél día que le caímos de sorpresa en su casa, lo encontramos en mal estado estomacal y un tanto trasnochado (crudo). Mis hermanas que eran unas adolescentes en ese entonces querían ir a la playa e insistían en que se levantara y dejara la flojera para irnos a pasar el día junto al mar. Yo, a mis cinco años, me sorprendí de lo que ellas pedían, puesto que yo no iba preparada para eso, ¡No llevaba traje de baño!

Al fin de cuentas lograron convencerlo de que nos llevara a pasar el día a la playa y pusieron manos a la obra. De repente les digo, muy preocupada, “Pero yo no tengo traje de baño”, mis hermanas se miran y caen en la cuenta de que tengo razón, no me llevaron ni siquiera unos shorts. Mi hermano, con su humor negro que lo caracterizaba, comentó con burla “Ese no es problema flaquita, ahorita le hago unos hoyitos a un calcetín y ya está tu traje de baño”. Todos rompieron a reír la gracia de Carlos, excepto yo por supuesto. Me puse a llorar desconsoladamente, muy ofendida por el comentario y dolida de que mi hermano favorito se estuviera burlando de mí.

Se acercó, me abrazó y tratando de consolarme me preguntó ¿Qué podía él hacer para que dejara yo de llorar? La respuesta era muy obvia, “Comprarme un traje de baño” le contesté. Y así fue como me hice de un traje de baño nuevo, que por cierto no le costó barato, ya que siempre me lo recriminó en sus burlas “Me salió caro el chistecito del calcetín”.

Todo tiene un precio. Eso les pasa por herir los sentimientos de una mujer, no importa si es una niña.

Cheryl

viernes, 15 de agosto de 2008

Todo sea por la salud

Ahora que Los Juegos Olímpicos de Beijing están en su mayor apogeo y que cada vez que enciendo el televisor puedo ver a los atletas, hombres y mujeres, con sus ropas de licra súper entalladas en sus musculosos cuerpos, haciendo gala de condición física excelente, rostros lozanos y saludables, aunque en su mayoría reflejando los típicos nervios que no pueden faltar en competencias de nivel mundial.

No es de extrañar que la cantidad de personas que quieren poner sus cuerpos en forma haya aumentado dramáticamente en los últimos días jajaja. Ahora nos encontramos con personas corriendo a todas horas del día, enfundados en sus pants o licras, sudando la gota gorda y con las caras coloradas por el esfuerzo.

En mi caso yo estoy realmente impresionada con todos aquellos que se atreven a asistir y competir en unos juegos olímpicos, hay que tener mucho valor, determinación y una tremenda capacidad de soñar. He escuchado a muchos decir que, en el caso de México, con nuestra única medalla obtenida hasta este momento, “Los medios de comunicación hacen un escándalo como si la medalla fuera de oro”, sabemos que es de bronce, pero también sabemos cuanto esfuerzo es para un mexicano asistir a ese tipo de competencias y sobre todo ahora que son en un continente tan apartado.

Estuve escuchando en la televisión que algunos de ellos ni siquiera tiene entrenador porque el gobierno no apoya la cultura del deporte (a menos claro que se trate de futbol), y por lo mismo la mayoría no le dedica el tiempo suficiente a prepararse porque son personas que tienen una familia que mantener o una carrera universitaria que pagarse, por lo tanto hacen lo que pueden con sus limitados recursos. Con una situación tan complicada como esta, al menos en mi opinión, sí que es un logro cualquier medalla que puedan obtener nuestros atletas. Y hay que celebrarla por todo lo alto, aunque sea de bronce.

Volviendo al tema de ponerse en forma, ya sea por los juegos olímpicos o porque la gente está cada vez más consiente de que hacer algún tipo de ejercicio es un beneficio para la salud y con tantos comerciales y avisos, que circulan todos los días por diversos medios de comunicación, previniéndonos sobre la obesidad y las muchas enfermedades que derivan de dicha condición no es para menos que cada vez haya más personas preocupadas por su salud. Eso sin contar a todos aquéllos cuya preocupación es más que nada estética.

Y aunque parezca difícil de creer a mi también me preocupa y de unos meses para acá decidí que debía ponerme en forma, aunque no me resulta nada fácil tomar esa decisión y, sobre todo, llevarla a cabo. A mi me encanta leer, lo cual es muy bueno para mi intelecto, pero no lo es tanto para mi físico. Lo más complicado fue decidirme a dejar atrás todas las comodidades que significan estar recostada leyendo un buen libro en la tranquilidad de mi habitación con el aire acondicionado funcionando, o estar viendo mis programas de televisión favoritos. Fue algo muy difícil.

Me convencí a mi misma de que era lo mejor que podía hacer y me sentí muy bien por ser tan responsable de mi cuerpo y ayudarlo a verse mejor aún, digo una mujer debe hacer ejercicio. Desafortunadamente me pasó igualito que con los propósitos de año nuevo y deje de ser constante, sólo salgo a caminar o correr muy de vez en cuando. Aunque trato de hacer algunas otras cosas en casa, como bailar y hacer yoga. Nada que como atleta, no tengo futuro.


Cheryl

jueves, 14 de agosto de 2008

De la moda... lo que te acomoda

En un mundo donde la belleza tiene sus estándares muy definidos y no da paso a tendencias menos... esqueléticas, a menos que seas una modelo de revista o peses 43 kgs. a pesar de que tu estatura sea de 1.70, no tienes cabida en el mundo de la moda.

Hace unos días estando “de tiendas” con mi hermana Lulú nos topamos frente a frente con una jugosa opción, llena de objetos brillantes, zapatos, ropa de todos colores y sabores y, lo mejor de todo ¡Con muchas ofertas! Entramos fascinadas, cuales moscas que vuelan hipnotizadas hacia la brillante luz que resulta ser un atrapa insectos. El lugar era de una atmósfera fresca, muy importante en climas tan cálidos como el nuestro, con una iluminación potente sin llegar a ser el tipo de luz que saca todos las pequeñas imperfecciones a la vista, decorada de una manera muy minimalista, lo cual es el último grito de la moda en decoración de interiores.

Dimos inicio al recorrido en estricto orden de aparición de las prendas, iniciando por el lado derecho, en donde se exhibían las piezas de color púrpura, siguiendo en esa misma línea estaban las de color verde, amarillo, rosa, azul, blanco, café y negro. En el lado opuesto estaban situadas las de color naranja, azul marino, rojo y toda la mezclilla.

Inmediatamente nos separamos, ya que nuestros intereses en lo que respecta a la moda no son del todo iguales, yo tiendo a ser casual, mientras que Lulú se va por lo formal y más elegante como son vestidos, faldas y blusas con mangas y sin escotes. En mi caso yo corrí a ver la mezclilla y blusas de tendencia más juvenil en colores y diseños, con o sin mangas.

A los pocos minutos ya teníamos en nuestras manos un par de decenas de prendas listas para probarnos, nos miramos, sonreímos y nos encaminamos hacia los vestidores charlando de cosas triviales. Por supuesto tuvimos que esperar un poco ya que los vestidores estaban atiborrados de mujeres en las mismas circunstancias.

Cuando, por fin, llegó nuestro turno pasamos y empezamos con el desfile de modas. Nos probamos todas y cada una de las piezas que nos llamaron la atención, pero no todas lograron satisfacer los gustos de cada una de nosotras. Ahí fue donde comenzó la cuestión. ¿Para qué tipo de mujeres se confeccionará esta ropa? Algunas piezas eran tan pequeñas a pesar de que la etiqueta marcaba una talla que no debería ser tan estrecha. Otras eran tan largas que parecían ser adecuadas para mujeres que sobrepasaran los 1.80 mts. de estatura.

Otras parecían perfectas para cuerpos andróginos (sin ningún tipo de curva o voluptuosidad femenina). ¿De qué se trata el mundo de la moda? ¿De hacer sentir mal o inconformes con su cuerpo a la mayoría de las mujeres del planeta? Porque cuando vas a una tienda y eliges cuidadosamente las prendas que te agradan, te las pruebas llena de ilusiones y descubres que en tu figura luce extrañamente diferente ¡Se vuelve un caos!

A las mujeres, en ocasiones, nos cuesta entender que la hermosura de nuestros cuerpos no debe estar dictada por lo que vemos en las revistas o en la televisión porque esas que aparecen ahí no hacen otra cosa que cuidar de sus figuras. Cuando por fin logramos meter en nuestras adorables cabecitas que no estamos gordas y que por el contrario tenemos un hermoso cuerpo, nos encontramos con que la moda no siempre está diseñada para nosotras, si no para mujeres esqueléticas que sufren enfermedades que les destruyen no sólo sus cuerpos si no también sus espíritus.

Es verdad amigas que debemos mantener un peso que esté dentro de lo saludable, pero no por eso debemos caer en la trampa del exceso de vanidad. Cuidemos de nosotras porque nos amamos y porque estos cuerpos son los únicos que tenemos y nos sirven taaaan bien. Tratemos de lucir bonitas para que cuando nos miremos al espejo nos guste lo que vemos ahí.

Al final de cuentas tanto Lulú como yo encontramos las prendas que mejor iban con nuestras figuras y personalidades, salimos de ahí con una sonrisa y sintiéndonos mas hermosas que nunca.

Besos

Cheryl




miércoles, 13 de agosto de 2008

¿Sejuela?

Estaba la otra noche cenando con mis amigos, festejando el cumpleaños de mi amiga Clara, en un restaurante muy nice en el centro de Puerto Vallarta, famoso por su cocina mediterránea y precios no muy accesibles, y les contaba la aventura que tuve que vivir para llegar hasta allá.

Todo empezó un día antes de la cena, cuando decidí llevar mi coche al taller de suspensiones porque se le escuchaba un ruido extraño y misterioso. Llego con el mecánico quien es mi cuate y conoce a mis hermanos desde hace mucho, razón por la cual es de mi confianza, y me dice que le lleve mi coche la mañana siguiente porque en ese momento está muy ocupado.

Y ahí estaba yo temprano en la mañana a dejarle el auto. Me voy a trabajar con la seguridad de que por la tarde ya lo tendré de regreso en casa. Pero cual sería mi sorpresa que nunca llegó. Ya entrada la tarde me encaminé hacia el taller para averiguar qué estaba pasando, pero ¡Estaba cerrado! Me asomé por una de las enormes puertas y alcancé a ver mi coche flotando en el aire, subido en el gato hidráulico. ¿Y ahora, como llegaré a la cena?

Decidí ir a buscar al susodicho mecánico hasta su casa, necesitaba una explicación ¿Por qué mi coche seguía ahí? ¿Por qué no me avisó que no saldría ese mismo día? ¿Tan grave estaba el problema? Miles de dudas empezaron a circular por mi cabeza. El mecánico no estaba en su casa, el taller cerrado, mi coche sufriendo vértigo a las alturas y yo desconsolada por no tener transporte.

Lo peor del caso era que la hora de la cena se acercaba sin importar que yo estuviera a muchos kilómetros de distancia y sin otra manera de llegar allá que no fuera en camión. Pero para eso ya era tarde, no contaba con suficiente tiempo. Llego a mi casa con la seguridad de que no podré ir a la cena y de repente al girar la cabeza veo mi salvación..... ¡La camioneta de mi papá! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Seguramente porque la simple idea de llevarme esa camioneta sin permiso de su propietario me ponía los nervios de punta. Sin contar con el clásico temor de que las cosas se lucieran, como suele suceder, y ocurriera algún accidente.

Todo estaba decidido, no me quedaba más remedio que raptar la camioneta Nissan pick up con redilas que mi papá utiliza para sus labores del campo. Para cuando termino conmigo, ya estoy en mis mejores galas. Vestido sexy, zapatos de tacón alto, peinado de salón y maquillaje inmaculado (aquí si aplica JC). Me subo a mi transporte de esa noche haciendo gala de gracia femenina y emprendo el camino hacia mi destino.

Además del claro nerviosismo de conducir un auto prácticamente robado y desconocido me llevé la sorpresa de que la pequeña Nissan se sacude demasiado como para conservar el peinado en su lugar y mi columna vertebral también. Para cuando llegué al restaurante no tenía peinado alguno, pero todavía podía recordar, con diversión, las caras de sorpresa y burla, de algunas personas que se tomaron la molestia de voltear a verme mientras conducía mi flamante camioneta de redilas.

Durante la cena, mientras platicaba, entre risas, los acontecimientos ocurridos me quejé de sentir un leve dolor en el muslo derecho. Roberto mencionó que podría ser un nervio debido a la tensión y que también a él le estaba molestando el pie que se lastimó hace algunos años. Todos empezamos a hablar sobre nuestros dolores cuando de pronto Esther comentó “Pues deberían poner atención a esos problemas, a nuestra edad ya debemos tomar más en serio todos esos detalles”... las risas no se hicieron esperar.

Pero en el fondo no pudimos evitar pensar si de verdad ya estamos llegando ala etapa en que ataca “La sejuela”.... Se jue la juventud.


Cheryl

jueves, 7 de agosto de 2008

¿Realidad o fantasía?

Dicen que el amor no necesita razones, yo digo que sí. Desde mi punto de vista el amor requiere más que sólo una imagen hermosa; requiere momentos, miradas, acciones, palabras, caricias, complicidad, sueños compartidos, gustos, tiempo, amistad, simpatía, admiración. El amor real es un conjunto de sentimientos y emociones que al mezclarse explotan dentro del corazón.

El enamoramiento es una situación diferente del amor, es sólo una ilusión, un sentimiento que nos llena de emociones, casi siempre falsas, debido más que nada a que no vemos cómo son las personas en realidad, no conocemos su personalidad, si no lo que hemos creado alrededor de una imagen que visualizamos perfecta: sonrisa perfecta, vestuario impecable, peinado inmaculado, vocabulario complejo, cuerpo excitante, etc.

A veces pasa que idealizamos a nuestros prospectos, nos enamoramos de alguien a quien ni siquiera conocemos bien. Esta persona puede ser alguien cercano, a quien ves todos los días y con quien incluso intercambias frases; o bien puede ser alguien que has visto en tus sueños o en cine-televisión, algún personaje ficticio de novela romántica o un astro de los deportes.

Aunque resulta fácil confundir al amor con el enamoramiento, todos aquellos que en algún momento de nuestras vidas hemos sentido amor, sabemos que son diferentes y que uno de ellos no siempre significa felicidad, aunque eso no le quite esa aura de magia que lo rodea.

Hace un par de años, cuando recién salió la película “Los piratas del caribe: la maldición del Perla Negra” nos presentó a un pirata muy peculiar, el Capitán Jack Sparrow, un hombre guapo, aunque un poco mugroso, simpático, con una actitud un poco extraña una mezcla de borrachín y experto bailarín. Ataviado con sus ropas y sombrero, ¡Ah! Y ese peinado. Todo un personaje.

Todas estas observaciones muy independientes del hecho de que Jhonny Depp siempre ha sido uno de mis actores favoritos. Bueno, el punto es que me tenía fascinada con su personalidad y carisma. Y pensaba “¿Cómo es posible que no existan hombres así en la vida real? ¡Que mala suerte!”.

Un día, mientras estaba mirando unas criticas sobre la película en cuestión, me quedé pensando en el Capitán Sparrow y el extraño poder de seducción que parecía tener sobre las mujeres (porque yo no era la única a quien le encantaba el susodicho). Hombre guapo, inteligente, con cierto aire de guerrero implacable, determinado a conseguir lo que quiere, con un estilo muy particular y ese aire de mamarracho... ¡Simplemente encantador!

Tan perfecto parecía a simple vista que tuve que quitarme la venda de los ojos y aceptar que también es un mentiroso de lo peor y sin una sola gota de escrúpulos corriendo por sus venas. Un traidor, que cuando está en peligro su pellejo o las cosas que quiere lograr, no le importa a quien mete en problemas ni tampoco la amistad o lealtad que le demuestran los demás... si los puede utilizar para librarse de algún problema o peligro no duda en hacerlo.

Ese era el verdadero Jack Sparrow. Simplemente una moneda de dos caras, la que nos provoca fantasías y la que nos deja ver la realidad en su máximo esplendor. Y entonces surgen las preguntas ¿Es ese el tipo de hombre que las mujeres deseamos? ¡Claro que no! Es sólo que la imaginación es muy fuerte y a pesar de todos esos necios defectos a algunas mujeres nos encantaría ser rescatadas por él... o tal vez rescatarlo nosotras de algún peligro ¿Por qué no?

Al final de cuentas eso es sólo fantasía y yo prefiero, sin lugar a dudas, quedarme con mi amor real, quien no es perfecto... pero se acerca mucho.


Cheryl