martes, 30 de diciembre de 2008

Los propósitos

Ahora que estamos a solo unas horas de que termine el año 2008 y que todo mundo anda loco haciendo reservaciones tardías para cenar en algún restaurante de moda o con vista a la bahía, organizando los detalles que faltaban de la cena en casa y con amigos, o vueltos locos asaltando el departamento de frutas de los supermercados en busca de uvas sin semilla para así evitar que sus invitados y amigos mueran ahogados en la víspera del 2009, que parece acercarse a toda velocidad y siempre lleno de sorpresas y cosas nuevas, algunas otras no tan nuevas ni tan sorprendentes.

Uno de los detalles que llama mi atención es la famosa “Lista de Propósitos de Año Nuevo”. Cada vez que llega el fin de un año escucho a la mayoría de las personas que me rodean hablando sobre sus opciones, la mayoría de mis conocidos los enumeran y eligen con sumo cuidado, tratando siempre de cumplirlos (aunque sea por un par de semanas).

Yo, en mis varios años de vida, creo que sólo he hecho esa lista en dos ocasiones y, por supuesto, no la cumplí. Pero yo me pregunto ¿Por qué hacemos propósitos sólo en año nuevo? ¿Por qué la mayoría de nosotros elegimos cosas que sabemos de antemano que es muy poco probable que podamos llevar a cabo?

- Dejar de fumar, - Hacer ejercicio todos los días, - Bajar de peso / Ponerme a dieta, -Mejorar mis calificaciones, - Aprender a cocinar, - Dejar de emborracharme, - Buscar trabajo, - Convertirme en estrella de rock, - Mudarme a un mejor vecindario, - Casarme y sentar cabeza, - Viajar, - Ahorrar, - Cambiar mi coche/ Comprar coche, - Ir al psicoanalista (jajajaja), - Llegar puntual a todas mis citas, - Lanzarme en paracaídas, - Comer más sano, - Escribir un libro, - Tener un hijo, - Comprar casa, etc.

Estos son algunos de los propósitos más comunes, o al menos de los que más recuerdo haber escuchado o leído. Varios de ellos suenan bastante bien, son opciones realmente aceptables y positivas, buenas para la salud mental y física, para el bienestar social y económico de la persona, etc. Sé que no todas las personas somos iguales, conozco a muchas que sí cumplen con sus propósitos. Lamentablemente (para mi), no soy una de ellas. Aunque eso sólo aplica a esa lista en particular, porque cuando decido hacer o dejar de hacer algo, pongo mí mejor esfuerzo en cumplirlo y casi siempre lo logro. Así que ¡Hagan sus listas!

Y, por último, ahora que cada vez estamos más cerca del nuevo año y que seguramente andamos tan ocupados afinando detalles sobre como festejaremos en la última noche del 2008, hago una pausa para desearles a todos que este próximo 2009 venga lleno de dicha, paz y felicidad. Y recordarles también que si, de repente, las cosas no nos van tan bien como queremos, debemos mantener siempre la esperanza y la fe en lo que creemos. Lo más importante es continuar llenos de ánimos y siempre tener muy presente que nunca estaremos completamente bien, pero tampoco completamente mal, aprendamos a vivir con eso y encontraremos la paz.

Feliz año nuevo 2009!!!

Abrazos!

Cheryl

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Regalando

A pesar de ser un poco apática con respecto a las festividades navideñas, tengo que aceptar que me gustan las fiestas y los intercambios de regalos. Y en estas épocas esas son dos de las cosas que abundan. Parece ser que todo mundo se preocupa por reunirse con sus amigos, por intercambiar obsequios o, incluso, dar desinteresadamente.

En lo personal a mi me encanta regalar, tan sólo por el placer de ver los rostros de la persona que recibe el obsequio, me gusta dar sorpresas. Cuando voy a comprar algo para una persona que es importante para mi, trato de encontrar algo que vaya con su personalidad, que sea de su color favorito tal vez, algo que en algún momento mencionó que necesitaba o simplemente algo que le encantaría tener pero que no ha podido comprar.

¿Qué es lo más importante a la hora de comprar un obsequio? No tiene que ser algo costoso, no debes quedarte sin fondos, ni tampoco tiene que ser algo exótico o extravagante. Más bien se trata de buscar aquello que sabemos le dará una alegría a quien lo reciba. Muchas veces se trata de los aretes que le gustaron en cierta tienda mientras estaban de compras, del juego de video que siempre ha querido, de ponerle crédito a su celular, un vale para un manicure o pedicure o de un tratamiento para el cabello o quizás un buen corte, los zapatos o la camisa que ya le hacen falta, llenarle de gasolina el tanque de su auto, etc. ¡Hay que ser creativos!

Lo más complicado es cuando en la oficina o escuela se planea un intercambio de regalos, porque muchas veces no conoces bien a la persona que te toca en la rifa. Y si de por sí es difícil idear qué comprarle a un amigo/a lo es mucho más comprar para alguien a quien apenas has visto una vez o sólo han cruzado un par de palabras. Aún en estos casos puedes investigar con personas más allegadas a él/ella sobre qué tipo de cosas le gustan. Buenas opciones para estos casos serían: el último cd de su artista preferido, si le gustan los chocolates (y no padece diabetes) puedes comprarle algunos que a tu gusto sean deliciosos, investiga si colecciona algo (películas, tazas, encendedores, ceniceros, llaveros bonitos, o recuerdos de algún tipo) y ayúdale a aumentarla. Sólo ten presente que no debes regalar algo que a ti no te gustaría recibir.

Espero que en estas fiestas, ustedes reciban cosas muy lindas, que les alegren la vida o los hagan sonreír durante un buen rato. Pero sobre todo, espero que reciban mucho amor, porque de eso se trata la Navidad ¿no? ¡De dar y recibir amor! Y eso no tiene nada que ver con Santa jeje.


Abrazos!


Cheryl

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Decepcionada?


Cuando yo era niña y veía todos los juguetes que Santa Claus les traía a los hijos de mis vecinos, sin que yo hubiera recibido ninguno, me preguntaba ¿Qué había hecho mal para que Santa no me quisiera dejar ninguno de sus hermosos obsequios? ¿Por qué a mí no me amanecían regalos bajo el árbol?

Antes de cumplir los 15 años me ilusioné con un compañero de la secundaria con quien me llevaba muy bien, era guapo, atlético y simpático. En pocas palabras perfecto... hasta que se enamoro de mi mejor amiga.

Hace unos meses me empeñé en conseguir un empleo en un lugar que según dicen es la gran cosa en cuanto a sueldo y buen ambiente de trabajo. Las cosas no salieron como yo las pensaba y no lo obtuve.

Estas son sólo algunas de las decepciones que he vivido y que vienen a mi mente en estos momentos, pero han sido muchas más. Recuerdo muy vagamente haber hecho algo calificado como “muy malo” para los estándares de mis padres cuando tenía yo aproximadamente nueve años de edad, mi madre me llamó por mi nombre completo (cosa que ya de por si significaba algo grave) y me reclamó mi acción de una manera en que sólo una madre puede hacerlo. Pero lo que más recuerdo de ese momento es la mirada que había en sus ojos; ahí fue la primera vez que vi la decepción en alguien además de mí.

¿Quién no ha sufrido decepciones en su vida, sea corta o sea larga? ¿Alguna vez has deseado intercambiar tu lugar con alguien desconocido para no tener que soportar una terrible decepción? A veces cuando camino por la calle, sintiendo sobre mis hombros el peso de ese dolor, y observo a las personas que pasan por mi lado, me pregunto si sus vidas tendrán más sentido que la mía en esos momentos. Qué terrible sentimiento. Pero en primer lugar ¿Por qué nos decepcionamos?

Cuando creemos ciegamente en algo o en alguien, cuando hacemos planes, nos ilusionamos o sacamos conclusiones apresuradas sin tener suficiente información y después, nos enfrentamos con una realidad muy diferente a la que habíamos calculado o soñado, nos sentimos decepcionados.

En ocasiones esperamos demasiado de las personas que nos rodean, o de las oportunidades que se nos presentan y al final no pasa lo que imaginamos que pasaría, otra vez nos decepcionamos. La forma en que reaccionamos ante esto, nos cambia la vida, nos hace pensar diferente, cambiar de opinión con respecto a ciertas cosas de la vida en las que fuimos despojados de nuestro plan original y nada salió como debía ser. Cuando sufrimos una decepción amorosa, por ejemplo, sucede, a veces, que dejamos de creer en el amor, perdemos la esperanza y la confianza en lo que nuestro corazón nos dice sobre el amor verdadero o sobre la felicidad.

Y en otros casos como el mío con Santa Claus, la decepción me llevó, en cierta forma, a dejar de apreciar la navidad y no sólo por enterarme de que no existía, si no por el hecho de que para mi ese evento representaba algo doloroso: no recibir regalos y sin embargo ver al día siguiente a todos los demás niños, por más pobres que fueran, disfrutando alegremente de sus obsequios navideños. Digamos que me convertí, por algunos años en algo parecido a cierto personaje verde y peludo que odia la navidad y es mejor conocido en los bajos mundos como El Grinch.

Sin embargo, hoy en día, después de muchas decepciones, las cuales también puedo llamar experiencias, estoy aquí, viviendo la vida como una persona adulta, más madura, con cierta personalidad encantadora (jeje) y tratando siempre de ver las cosas desde un lado positivo y de aprendizaje. Aunque no siempre lo logro, debo advertirles. Pero es parte de la vida y quien no haya sufrido de, al menos, una decepción, es alguien que no ha vivido, que no ha soñado nunca y que probablemente no cree en el amor. ¿No les parece?


Saludos


Cheryl

jueves, 27 de noviembre de 2008

El por qué del abandono

Noviembre ha sido un mes de muchos acontecimientos importantes para mí. He estado de todos los ánimos posibles: alegre, preocupada, triste, distraída, decidida, temerosa, cansada, relajada, tranquila, contenta.... etc. Les explicaré por qué.

Empezaré por contarles que el día 08 estuvimos Rodrigo y yo en San Francisco, Nayarit (mejor conocido como San Pancho) en el cumpleaños de mi amiga Janeth. La conocí precisamente por medio de Internet, ella tiene un blog también, llamado A.N.G.E.L. Me dio mucho gusto conocerla en persona. Cumplía sus 15 añitos y les puedo decir que es una persona muy especial, una chica sencilla, sensible y muy original a la hora de mostrar su personalidad.

Unos cuantos días después mi mamá enfermó y eso puso a toda mi familia de cabeza. Con la tristeza de su enfermedad y las preocupaciones que a uno siempre le atacan cuando se ve en ese tipo de situaciones estuve muy distraída y por más que intenté ponerme a escribir algo para que el blog no estuviera abandonado, no pude hacerlo. Y me disculpo por ese motivo con las personas que amablemente pasan por aquí para leer mis historias y locuras.

Una semana después llegó mi cumpleaños. Muchas llamadas y mensajitos de felicitación. ¡Gracias amigos! Y para festejarlo organicé una salida a cenar con mis amigos más cercanos y mi novio, confiando en que todos llegaran porque hubo puente por el día festivo. Algunos salieron de fin de semana, otros estaban en sus vacaciones, pero al final de cuentas llegaron y la gran mayoría estuvo ahí conmigo. Nos pasamos un buen rato, recibí algunos regalos y los meseros me embarraron la cara con helado sabor fresa jajaja.

Al siguiente día salí fuera de la ciudad a visitar a mi mamá, quien por cierto está mejor de salud afortunadamente. Estuve allá unos días y luego volví para ponerme al corriente con el trabajo pendiente. Así que, repito, éste ha sido un mes de muchos acontecimientos.

Espero que me entiendan y disculpen el abandono en que los he tenido todo el mes de noviembre. Pronto tendrán más y mejores noticias mías.


Un beso.




Cheryl




miércoles, 5 de noviembre de 2008

Gaucha la tortuga

Gaucha es una tortuguita que vive en el bosque, cerca de un lago donde habitan toda clase de animales: desde ranas y sapos hasta hambrientos cocodrilos.

A Gaucha le gusta comer las hojas rellenas de musgo y cada vez que puede sale de su caparazón y camina lo suficiente hasta que las encuentra por una de las orillas del lago donde hay un enorme charco con agua estancada y lodosa. Sin duda alguna lo que antes fue una extensión del mismísimo lago, pero que ahora no pasa de ser un charco lleno de cosas deliciosas según la tortuguita glotona.

Aún cuando es muy peligroso el recorrido ella es una tortuga valiente, pues a pesar de que no es veloz compensa esa desventaja con el hecho de traer consigo siempre la mejor protección: su durísimo caparazón. Gaucha no tiene temor de los animales salvajes que suelen rondar por los alrededores, incluidos los cocodrilos que en más de una ocasión han intentado devorarla, sin éxito alguno puesto que, cuando se ve en peligro, Gaucha se esconde dentro de su caparazón, hasta que el cocodrilo se cansa de masticar y masticar y no obtener nada. Al final de cuentas termina escupiéndola de sus fauces.

Para Gaucha la vida es simple, se despierta por las mañanas, se da un baño en el lago y sale a buscar comida. Eso en especial le toma más de medio día para llegar hasta donde encuentra esas deliciosas hojas rellenas de musgo que tanto le encantan; pero más lento aún es el regreso, ya con la panza llena. - Si no fuera porque en esa parte del lago en que vivo el agua es más cálida y limpia me quedaría a vivir en un lugar más cercano al charco - pensaba Gaucha - así no tendría que caminar tanto.

Mientras regresaba, Gaucha iba considerando muy seriamente mudarse a un lugar más cercano al charco lodoso, por aquello de perder tiempo y caminar demasiado todos los días. Buscaría un lugar cercano donde las aguas fueran similares a las que ahora tiene, mordería las plantas hasta hacerse un lugar para dormir y buscaría todo lo necesario para sentirse segura en su nuevo hogar... de pronto Gaucha recordó muchos detalles de su actual hogar: la comodidad de su espacio, la tibieza del agua, el camino ya conocido, pero sobre todo sus amigos.

Poncho el grillo, quien siempre entona su hermosa canción por las noches y la ayuda a dormir, sus amigas las ranas tan alegres y ruidosas, Tenor y Titi los peces que todas las mañanas le dan los buenos días en el lago y le cuentan sobre Abril, una linda trucha que los tiene locos de amor.

Si, eran muchas cosas que no podía dejar de considerar, pero lo más importante era, después de todo, no morir de hambre. Vivir cerca de su comida favorita era una buena idea, y tal vez pudiera conocer nuevos amigos allá. -Pero en fin ya lo pensaré bien mañana- se dijo Gaucha. Así pasaron los días y Gaucha seguía pensando sin tomar decisión alguna.

Una mañana despertó de muy buen humor, se metió al agua y conversó unos momentos con Tenor y Titi, quienes estaban ahí sin falta, esperando por ella para contarle que Abril se había pulido las escamas y los había dejado deslumbrados, ahora brillaba mucho más con los rayos del sol que se alcanzan a colar por entre las aguas cristalinas del lago, estaba realmente hermosa, pero aún no se decidía por alguno de los dos.

Cuando Gaucha terminó de hablar con sus amigos los peces salió del lago, se paró al sol para secarse, reviso que todo estuviera en orden en su nido y entonces encaminó sus pasos hacia el charco lodoso, dispuesta a comer todo cuanto pudiera de su platillo favorito. En su lento andar la tortuguita iba contemplando todo a su alrededor, le gustaba sentir el aire en la cara, el sol en su espalda, el suelo fresco y suave en sus patas, escuchar el alegre canto de los pájaros posados en los árboles e incluso, si se podía, conversar un rato con ellos.

Cuando los pajarillos la vieron venir lentamente por el sendero se apresuraron a ir en su encuentro, cantando y gritando frases que Gaucha no entendió. Cuando ya volaban sobre ella les pidió que se calmaran un poco -¿Para que vivir tan de prisa?- Les preguntó. –¡Oh! Gaucha es que tú no sabes lo que ha pasado, es una desgracia- decían en coro las pequeñas aves. -¿Qué puede ser tan terrible para que estén tan inquietos?- preguntó Gaucha.

-Se trata del charco lodoso, ¿Hacia dónde te diriges en este momento?- dijeron los pajarillos. –Precisamente hacia allá es que voy- respondió la tortuguita con las mismas calmas con que daba los pasos- ¿Qué pasa en el charco?- inquirió. –Es mejor que lo veas con tus propios ojos- dijeron las avecillas antes de alejarse.

La tortuguita siguió caminando sin poder imaginar qué sería eso que había sucedido en el charco, que tenía tan alterados a los pajarillos. Conforme se fue acercando al lugar donde solía comer tan deliciosamente, se dio cuenta de que había cosas extrañas en el entorno. La maleza por la cual ella había trazado camino estaba regada por el suelo, muchas plantas con los tallos rotos. Había marcas extrañas por todas partes, Gaucha no podía recordar que animal era capaz de hacer esas hendiduras en el sendero, ni que manada era tan fuerte para destrozar los enormes árboles del bosque.

Cuando por fin llegó al charco lodoso, sus ojos se abrieron como platos al contemplar la escena. -¡Cielo santo! ¡Ya no hay nada de lo que era el charco lodoso! ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde están todos?- preguntaba exaltada la tortuguita. El lugar donde antes había estado la fuente de su alimento preferido ahora era sólo un suelo plano, relleno de tierra suelta y plantas aplastadas, mezcladas con insectos y demás conocidos de Gaucha. -¿Quién pudo ser capaz de cometer semejante atrocidad?

¿Qué pasaría ahora? ¿Qué comería? ¿Dónde vivirían todos los animales que antes habitaban en los árboles, el charco y las plantas alrededor ahora que todo estaba destruido? ¿Qué había pasado con ellos? Esas y mil preguntas más rondaban por la mente de Gaucha.

Buscó y buscó, durante varias horas, alguien que le explicara lo sucedido en ese lugar, pero nadie contestó a su llamado, nadie respondió a sus preguntas, nadie había sobrevivido o al menos nadie se quedó para mirar en qué se había convertido el paraíso del charco lodoso. Con mucha tristeza regresó a su casa sin poder dejar de pensar en las hojas rellenas de musgo. Siguió su camino con pasos mucho más lentos aún, porque la tristeza la embargaba. Ya no estaba segura de poder seguir su vida sin tener ese alimento tan preciado. ¿Qué le quedaba, si ya no tenía el charco lodoso y las deliciosas hojas rellenas de musgo?

De pronto Gaucha se dio cuenta de que ella pudo haber estado ahí cuando sucedió todo, ella había considerado mudarse hacia ese lugar, había pensado en abandonar su hogar actual y a sus queridos amigos sólo para poder comer, hasta llenarse. -Después de todo- pensó con una sonrisa asomando a su rostro- sigo siendo una tortuga con suerte, estoy viva, rodeada de amigos y de muchas opciones para explorar nuevos lugares en busca de algún otro alimento delicioso. He escuchado que lago abajo hay unas lombrices de muy buen sabor y creo, además, que me hacen falta proteínas.

Y así Gaucha siguió su camino, después de haber perdido algo muy preciado para ella, pero llena de esperanzas e ilusión por lo que no ha vivido aún.



Cheryl



miércoles, 29 de octubre de 2008

Ohhh!

Ayer estaba observando a mi sobrina Camila, su hermano mayor le regalo un pequeño muñequito de plástico, color rojo, sin chiste alguno, sin embargo ella le hizo tanta fiesta al muñeco que me quedé pensando en ello. No pude evitar preguntarme ¿Por qué las personas, conforme crecemos, perdemos la capacidad de sorprendernos? ¿Es algo que se pierde junto con los dientes de leche?

Entiendo que cuando llegamos a cierta etapa de nuestras vidas, veamos las cosas de diferente manera, por ejemplo: en la adolescencia dejan de importarnos los juguetes y nos preocupamos más por la ropa, las cosas materiales o entramos a algún rollo espiritual o grupal, empezamos a identificarnos con todos y con nadie, porque no encontramos nuestro lugar y es ahí donde empezamos a perder el gusto por el mundo. Dejamos de ver hacia fuera para ver hacia dentro y empezar a conocernos mejor a nosotros mismos. La adolescencia es una etapa, como bien lo dije, y una vez que la superamos volvemos a la normalidad.

Pero entramos a otra y luego a otra. Cambiamos la forma en que vemos nuestro entorno, definitivamente. Nos llenamos de proyectos, preocupaciones, amores, pretensiones o sueños quizás, pero dejamos de ver el mundo que nos rodea, las cosas sencillas pero hermosas que son regalos diarios para nuestros sentidos. Aunque también he notado que cuando estamos de vacaciones parece activarse la función “observar”, de esa manera apreciamos cada lugar que visitamos y podemos distinguir los detalles que nos explican los guías o amigos que nos acompañan en la aventura.

Pero no es necesario viajar a otra ciudad o estado para poder admirar cosas que no conocías. Me ha pasado que cuando vienen familiares o amigos a visitarnos y mis papás me piden que los lleve a dar un recorrido por los lugares más turísticos del puerto, ellos andan admirando cada detalle y en ocasiones he caído en cuenta de que algunos de esos detalles yo ni siquiera los había notado. E incluso los he escuchado hablar sobre lugares que visitaron que yo no conozco.

Hace unos días Rodrigo y yo estábamos en la terraza de un centro comercial platicando muy concentrados en nuestro tema cuando de repente sentimos una ráfaga de aire fresco deliciosa, sólo entonces miramos a nuestro alrededor y pudimos observar el atardecer maravilloso que teníamos frente a nosotros, el color del mar moviéndose al ritmo de las olas y el viento, las nubes teñidas de color naranja y unos rayos del sol reflejándose en los enormes edificios que hay ahí contrastando con la tranquilidad del mar y que sin embargo están, de forma misteriosa, en armonía con el paisaje.

Amigos hay cosas tan simples, como mirar a nuestro alrededor, y tienen el poder de hacer que el peor de sus días pase a ser sólo un mal momento en cuestión de minutos. Por eso, les invito a que de vez en cuando se tomen el tiempo de observar a su alrededor, les garantizo que algo bueno descubrirán ahí.


Cheryl



viernes, 24 de octubre de 2008

En la variedad está el gusto

La semana pasada, a punto de entrar en la regadera me dí cuenta de que ya necesitaba comprar un nuevo shampoo y acondicionador, así que lo anote en mi lista mental y a la primera oportunidad que hubo me fui al súper a hacer mi compra.

Llegué feliz de la vida al área correspondiente con la firme decisión de no salir de ahí sin mi nuevo shampoo. El primer problema de la tarde se presentó cuando me encontré el estante de los productos para el cabello: una pared de aproximadamente 2.5 metros de altura y 4 de longitud, atascada de dichos productos. Mi primer pensamiento fue “¡Orale! ¿Cómo voy a bajar el shampoo que me guste? Es más ¿Cómo voy a leer los ingredientes si no lo alcanzo?

No tuve que bajar ningún producto de esa pared porque había otros estantes más accesibles, pero tengo que decirles que elegir el producto adecuado fue todo un logro, para empezar te encuentras con infinidad de botellas de colores y diseños diferentes, lo más atractivas posibles. Pero cuando tienes que ver la que mejor te convenga... es entonces cuando el dilema inicia ¿Qué tipo de shampoo necesitas? para cabello seco o maltratado, para cabello largo, corto, lacio, rizado, teñido, con capas, tratado químicamente, hidratante, reparador, humectante, para evitar la caída, para la caspa, para reavivar el color, para cabelleras negras, castañas, rojas, rubias, con miel, con sábila, con seda (¿?), con vitaminas, para cabellos delgados, gruesos, rebeldes, esponjados, resecos, para cuero cabelludo sensible...¡Por Dios!

Nunca pensé que comprarme un nuevo shampoo me resultara tan complicado. Tomar la decisión que yo creí correcta me tomó al menos 20 minutos, pero salí de ahí con un par de botellas llenas de un producto “adecuado” para mis necesidades y mi tipo de cabello.

¿Y saben que es lo más curioso de todo este asunto de la saturación del mercado de productos? Que se extiende a todo tipo de artículos que desees comprar, sin importar de qué índole sean. Por ejemplo, un día buscando en Internet una “Clay bar”, que es como una barra de jabón que sirve para limpiar la pintura de los autos antes de pulir y encerar, me metí a una página donde seguramente la encontraría... y si, por supuesto que la encontré... pero no estaba sola. Había aproximadamente 8 tipos de barras, además de aceites, sprays, esponjas, etc. que prometían hacer el mismo trabajo que la dichosa Clay bar. Ahí si me fue imposible decidirme por alguna porque no conozco de marcas ni mucho menos (le preguntaré a mi asesor automovilístico= Rodrigo).

En otra ocasión acompañé a mi hermana Lulú a comprar un Ipod que quería regalarle a su esposo. Llegamos a una conocida tienda de artículos electrónicos en busca de la mejor opción. Y vaya que había opciones, no sólo de tamaños y colores, si no de capacidades, modelos y marcas diferentes. Cuando por fin se decidió por cual aparato comprar le dice al vendedor “Me das el pequeño de color verde por favor”, al chico le cambió la cara por un segundo, pero recobró la compostura y cuando metió la mano en el aparador y saco uno de color gris supe que algo no andaba muy bien. Al ver nuestra cara de “¿Y a este que le pasa?” con un poco de pena nos confesó “Perdón, me puede señalar cual quiere exactamente, es que soy un poco daltónico”.

Así que cuando necesiten algún producto o artefacto nuevo y diferente, no se dejen sorprender, como yo, por la extensa variedad. Elijan con mucho cuidado y armados de paciencia.


Saluditos!!


Cheryl.

domingo, 12 de octubre de 2008

Dependencia tecnológica

Hace unas semanas mi amiga Columba me envió un chiste o anécdota vía email, el cual me inspiró el tema de hoy. Decía así:

“Estaba una tarde platicando con mi mamá y mirando un reportaje en la televisión donde hablaban de las personas que por algún accidente o enfermedad quedan en estado vegetal y la situación que tienen que vivir sus familiares ante la decisión de desconectarlos o no... horrorizado por el hecho de que alguien sólo pueda sobrevivir conectado a tantos aparatos electrónicos le dije a mi madre: ¡Que barbaridad! Yo preferiría morir que vivir así. Mamá si ves que algún día yo estoy en esas circunstancias por favor desconéctame de todos esos aparatos lo prefiero mil veces a vivir de esa manera.
Ella voltea a verme y con voz muy seria me pregunta: ¿Estas seguro de lo que dices? Yo, extrañado, le contesto: Claro que si mamá, no permitas que tu hijo viva de esa manera. Se queda mirándome un par de minutos mas y de repente se da la vuelta, se encamina hacia mi habitación y me desconecta la televisión, el telecable, el Internet, el Xbox, la computadora y el celular.”

No cabe duda de que vivimos cada vez con más comodidades, estamos en una era en donde ya no es necesario pisar la calle para adquirir casi cualquier producto: comestibles, refacciones, artículos de belleza, aparatos electrónicos, nuevos artefactos que prometen hacer maravillas, etc. No tenemos que ir al banco a pagar las cuentas del teléfono, luz, tele cable, tarjetas de crédito... el Internet vino a facilitarnos la vida.

Incluso la “vieja” costumbre de alquilar películas está perdiendo fuerza debido a que ahora con Sky, telecable, DirecTV, entre otros podemos ver las películas más recientes en la tranquilidad de nuestros hogares. ¡Ah! Y no me puedo olvidar de que el Internet ahora es también inalámbrico, lo cual significa que puedes andar por toda la casa con tu computadora portátil (otro maravilloso invento de la tecnología) sin necesidad de cables. Y que decir de los teléfonos celulares de hoy en día, que lo mismo puedes hacer una llamada, que escuchar música, revisar tu correo electrónico, tomar una fotografía o grabar un video, escuchar la radio o mandar mensajes de texto o fotos por bluetooth con sólo apretar un botoncito.

Todos estos avances tecnológicos a nuestro alcance, hacen de nuestras vidas algo más sencillo, sin duda alguna. Pero se han preguntado alguna vez ¿Qué pasaría si por algún desastre natural o algo por el estilo perdiésemos todo eso?
Simplemente si nos quedáramos sin energía eléctrica de un momento a otro. En primer lugar el caos vial sería terrible, me imagino la escena: yo parada en un crucero con los semáforos sin funcionar y todos los autos intentando atravesar las calles y eso sin contar a los peatones. Imagínense... no televisión, sin refrigerador, no computadora, sin teléfono (hablo de los inalámbricos claro está), sin licuadora, ni plancha, ni lavadora... ¡Cielos! Eso si que sería peor que una película de terror jeje, casi, casi como volver a la época de las cavernas.

Tan sólo pensar en vivir sin televisión me produce un estremecimiento jajaja. ¿Nos hemos dado cuenta de cuán dependientes somos de la tecnología? Vamos por la vida disfrutando cada vez más de la holgazanería que nos regalan las comodidades pero que al mismo tiempo nos aprisionan y nos guían hacia la vida sedentaria. Y con eso no quiero decir que tenga el plan de renunciar a todos mis “artículos de primera necesidad” como mi celular, mi televisión (una nueva después de la muerte de la anterior), mi laptop con su incomparable Internet inalámbrico, etc.

Es más bien una observación de lo acostumbrados que estamos a tener siempre ciertas facilidades para realizar nuestras tareas diarias, de lo sencillas que pueden ser nuestras labores cuando contamos con todos esos servicios y productos. Pero sin embargo, el ser humano es tan creativo y maravilloso que si por alguna razón nos quedásemos sin todos nuestros privilegios... sufriríamos, claro está, pero seguramente inventaríamos en poco tiempo otras maneras de hacernos la vida más fácil.


Besos!


Cheryl

domingo, 5 de octubre de 2008

Películas de terror

Sábado, 7:30 p.m. llegamos Rodrigo y yo a nuestro multi cinema favorito, más por la comida que por cualquier otra cosa. Vemos la cartelera, “no hay nada bueno” dice mi novio, coincido con él porque como buenos cinéfilos ya vimos las mejorcitas jeje. Como ninguna película es de su completo agrado me deja a mí la tarea de elegir qué veremos. Tampoco hay alguna que me llame la atención en demasía pero me decido por una de terror, no soy aficionada a ese tipo de historias porque me ponen los nervios de punta. Pero la trama me pareció interesante y además el actor principal es el protagonista de una serie de acción llamada 24 en la que siempre está salvando el mundo de una catástrofe nuclear o de una guerra mundial. Por lo tanto me digo a mi misma ¿Qué de malo podría pasar si Jack Bauer está ahí para solucionarlo todo?

A las 8 menos 15 estamos ya listos para entrar a la sala de proyección, con un delicioso baguette en una mano y el respectivo refresco en la otra. Como tiene sus ventajas llegar temprano a la función, nos acomodamos en los lugares que más nos complacen y al poco rato la sala está a reventar. Empieza la película y casi inmediatamente empiezan los sustos ¿Por qué a las personas les gustan tanto esas historias? ¿Nos gusta que nos asusten? ¿Lo que sucede en la vida real no es lo suficientemente espantoso y necesitamos más?

La historia termina siendo insulsa cuando veo escenas tan espantosas y llenas de violencia sobrenatural y fantasmagórica. Realmente son tan sangrientas que a los 20 minutos de iniciada la película estoy arrepentida de la decisión que tomé. He visto muchas películas de acción en donde la sangre corre a borbotones y las armas disparan miles de balas sin que se descarguen por completo, esas me gustan... pero ¿Por qué el afán de involucrar fantasmas y espíritus malignos que no hay pared que los detenga ni bala que los mate? Además ¿Cómo se atreven a usar los espejos, que son objetos casi sagrados para nosotras las mujeres, como principal fuente de terror? Porque la verdad ¿Qué mujer que se precie de ser femenina no trae un pequeño espejo siempre consigo? ¿Quieren que nos de un infarto cada vez que abrimos nuestros bolsos?

En fin, para cuando salimos del cine, un tanto decepcionados por el final de la historia, el arrepentimiento era total, pero como dice una canción “ya ni llorar es bueno”. Después del mal rato nos fuimos a divertir y se me olvidaron los detalles de la película... hasta que desperté en la madrugada por x razón y todas las imágenes terroríficas vinieron a mi mente como si hubieran estado a la espera de que yo cobrara conciencia. Los momentos más culminantes de la batalla entre el héroe y el maligno y la incertidumbre del final estuvieron atormentándome por un buen rato. No sabía si levantarme y encender la luz o quedarme ahí sin hacer ruido o movimiento alguno.

Sin quererlo estaba yo misma librando una batalla entre el bien y el mal. Y durante un buen rato el mal iba a la delantera, porque ni me dejaba dormir ni me atrevía a hacer algo más provechoso... pero como nada dura para siempre y mi cansancio era demasiado como para seguir luchando con el terror nocturno, llegó el momento en que decidí que todo me importaba un comino machucado y me volví a dormir, tan plácidamente como un bebé.

Aunque con sinceridad les digo que pasará mucho tiempo antes de que yo vaya de nuevo a ver una película de terror.

Saluditos!


Cheryl

martes, 30 de septiembre de 2008

Fechas para recordar

Con tantas fechas conmemorativas que hubo en este mes de septiembre que está a punto de terminar, lleno de color y festejos a la patria, además de los festejos por diferentes motivos como: cumpleaños, aniversarios, nacimientos, bautizos, graduaciones, bodas, etc. Me puse a pensar en la felicidad que nos traen todas esas fechas importantes en nuestras vidas. Recuerdos de buenos momentos, celebraciones por la vida y por el amor.

Entonces recordé también que, como es normal, no para todos son siempre momentos felices. Hace unos cuantos años, preparábamos todo para festejar el cumpleaños de mi hermana Elena, mi mamá iba a hacer una receta deliciosa que a todos nos encantaba. Todos estuvimos muy contentos y organizados haciendo los arreglos para la fiesta de cumpleaños. De repente entra corriendo a la casa un empleado de mi papá y le dice de golpe a mi madre que mi tío José se desmayó en el campo.

Todo mundo se movilizó para avisar a su esposa e hijos, lo llevaron inmediatamente al hospital... pero ya era demasiado tarde, había sufrido un infarto fulminante. En ese momento se terminó la fiesta de cumpleaños, aunque no había siquiera empezado. A partir de esa ocasión el cumpleaños de Elena dejó de ser el mismo, los años siguieron pasando y el dolor por la muerte de mi tío disminuyendo hasta casi superarse por completo, pero esa fecha dejó de ser algo singularmente feliz, para convertirse en una mezcla de sentimientos que dan por resultado, una fecha memorable.

Historias como está debe haber muchas. Acontecimientos que nos han tomado por sorpresa ya sean tristes o alegres. Y después de todo ¿Qué es lo que recordamos el 16 de septiembre, el 20 de noviembre, el 5 de mayo, etc? Si no es la muerte de tantos personajes, tantos héroes que nos gustaría que no hubiesen muerto, sin duda alguna, pero también sin cuyos sacrificios nuestra nación no sería la misma y nosotros tampoco.

Supongo que con la cantidad de personas que pululan por el mundo, se podría decir que cada hora del día (si no es que cada minuto o segundo) de todos los días sucede algo importante en la vida de alguien y esto es recordado durante muchos años. Tal vez conmemore el nacimiento de una persona amada o tal vez terminó la escuela o celebra que encontró el amor. Quizás perdió a un ser querido o le rompieron el corazón. Sin importar la naturaleza de su recuerdo, para esa persona será inolvidable.

Así es la vida, una completa aventura esperando por alguien que tenga el valor de vivirla, tal como es, con buenos momentos y también malos.


Saludos!!




Cheryl

viernes, 26 de septiembre de 2008

Novedades!!

¡Hola amigos!


Como ya lo habrán notado le hice algunos cambios a la imagen de mi blog con la valiosa ayuda de Rodrigo, todo lo con la finalidad de que se vea más agradable tanto para ustedes que se toman el tiempo de pasar por aqui y leer las cosas que tengo para decir, como para mí que lo tengo que ver a diario jiji. Incluyendo una fotito de mi persona para que se den una idea de cómo soy pero sin perder el misterio jajaja.
Espero que les guste la nueva imagen.
Saluditos!!
Cheryl

martes, 23 de septiembre de 2008

Tormenta eléctrica

Muchas veces mientras vivimos nuestras vidas tranquilamente corremos riesgos que tal vez no deberíamos correr, que sabemos que están ahí, que existen y los ignoramos, confiamos a la suerte el resultado de nuestras acciones. Y por supuesto cuando las cosas salen mal, también culpamos a nuestra mala suerte, la mala estrella que nos acompaña, la mala vibra que alguien “nos tira”, la mala fortuna, etc.

Si tan sólo aceptáramos nuestra responsabilidad con respecto a las consecuencias que enfrentamos, si pudiésemos entender que nada sucede sin una razón. Que todas nuestras acciones tienen, forzosamente, una reacción o consecuencia. Sin embargo cuando nos vemos enfrentados a unas consecuencias que no esperábamos, nos enojamos con todo el mundo y reclamamos lo injusta que es la vida.

Todo este tema tan profundo viene a colación porque el día de hoy sufrí una consecuencia que me tiene al borde de la locura.

Esta tarde estaba en mi habitación, mirando televisión, mientras esperaba que se llegara la hora de salir a cumplir un compromiso, me percaté de que empezó a llover muy fuerte. Como es muy común que en la costa haya tormentas eléctricas, salí a cerciorarme de que ésta no fuera una de ellas. Llovía con bastante fuerza, pero sin sonido alguno, nada de estruendos, ni luces de relámpagos en el cielo. Después de realizar esta importante verificación volví a mi habitación a seguir viendo una película sobre viajes en el tiempo y las consecuencias que pueden llegar a acarrear para el mundo (hablando del tema).

Bueno pues estaba yo de lo más intrigada pensando en cómo resolverían los protagonistas ese problema en que se habían metido, cuando de pronto y sin previo aviso se estremecen los cristales de mi ventana y un ruido ensordecedor atenaza mis oídos ¡Un rayo! Pensé con susto... demasiado tarde. Uno de los focos que iluminan mi habitación tronó por la descarga eléctrica ocasionada por el mencionado rayo, la televisión se apagó... y no volvió a encender.

Aunque consiente de que era algo tarde para mi reacción, me apresuré a desconectar de la toma de corriente todos mis demás aparatos electrónicos. Salí inmediatamente de mi habitación, asustada y con la esperanza de que la tormenta terminara lo antes posible para revisar si algo se había arruinado. Una vez pasada la tormenta volví e intente encender mi televisor, que yacía inerte sobre el mueble con su pantalla gris apagada. No encendió más.

Me invadió la desesperación ¿Ahora como podré conciliar el sueño? ¿Qué será de mí sin mi televisor? ¿Dónde voy a ver los inicios de temporada de mis series favoritas? ¿En qué veré películas? ¡Que mala suerte la mía! ¡Malvada tormenta eléctrica camuflada!

En realidad mi suerte no tiene nada que ver, debí desconectar mi televisor cuando me dí cuenta de que la tormenta era muy fuerte, así hubiera evitado esta consecuencia tan traumática (jajajaja un poco exagerado lo sé, pero me gusta ver televisión). Afortunadamente mi computadora y modem salieron ilesos del atentado eléctrico. Que no les pase a ustedes, piensen en las consecuencias de lo que hacen o dejan de hacer, como yo.

Saluditos!!


Cheryl

martes, 16 de septiembre de 2008

El cromosoma Y

Para la mayoría de las mujeres, sin importar edad, raza, posición social, etc. Entender el lenguaje masculino es algo complicado. Por más que nos esforzamos en luchar por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, no podemos negar que las diferencias entre ambos sexos van más allá de nuestro control y entendimiento.

¿Quién entiende a los hombres? Y miren que no hablo en mal plan, nada que ver con intenciones de ofender, nada de Paquita la del Barrio. Pero mi pregunta es correcta ¿Quién los entiende? Me refiero, por supuesto cuando hablan de algún tópico masculino como por ejemplo…. ¡Los autos!

Hace unos días mientras Rodrigo y yo paseábamos en mi coche, se encendió la luz de un “testigo”, una pequeña lucecita en el tablero del auto que indica alguna falla o desperfecto. Cada uno de esos “testigos” tiene una forma diferente que te indica, hasta cierto punto, en donde buscar el problema. La que se encendió en mi coche tiene la forma de un motor en miniatura, según dice Rodrigo, aunque yo más bien le veo la forma de una pequeña llave de agua.

Mi novio dijo que no debía ser nada serio ya que el coche no parecía tener ningún problema, encendido a la primera, potencia normal, etc. Pero con el propósito de que yo estuviera tranquila lo llevamos con mi sobrino Jorge, que tiene un taller, para que escaneara el problema. Cuando llegamos al lugar Jorge fue a saludarnos y preguntar que nos traía por ahí. Estaba a punto de explicarle de mi coche cuando Rodrigo alcanza a ver entre el mundo de autos que había en el taller uno en especial que robó su atención.

Inmediatamente se encaminó hacía allá como hipnotizado, y Jorge tras de él, haciendo miles de preguntas. Mi sobrino fascinado respondiendo a todas, ya que el coche le pertenece y lo está reparando. No me quedó más remedio que seguirlos. Y de pronto me di cuenta de algo... sus caras habían cambiado, una luz extraña les iluminaba los ojos mientras hablaban de motores, cilindraje y caballos de fuerza, sus manos se movían haciendo aspavientos y de sus cuerpos emanaba una energía que nunca había notado antes. Por unos segundos se olvidaron de todo lo demás, incluso de mi presencia por supuesto, de los problemas de trabajo, de los económicos, de los dolores corporales, etc. ¡Mágicamente!

Pero ese no es el único tema que los pone así. Algo muy similar les pasa también cuando hablan de deportes. Llaman a cada jugador por su nombre, planean las mejores jugadas habidas y por haber, desprecian a los árbitros o referís y le echan tierra a los entrenadores que “sólo sirven para tres cosas: para nada, para nada y para nada”.

Y cuando me tomé el tiempo de observar sus reacciones ante las cosas que les gustan, pude evaluar las emociones que emanan de ellos y la facilidad de palabra que tienen con sus compinches (amigos)... llegué a la conclusión de que después de todo hombres y mujeres no somos tan diferentes en ese aspecto. Intereses distintos pero igual de apasionados.


Cheryl.


domingo, 14 de septiembre de 2008

Tiempos violentos

En una era donde los autos son cada vez más potentes y livianos; los celulares son multifacéticos que lo mismo sirven para hacer tu llamada como para tomar y enviar fotos, conectarte al Internet o controlar tu agenda de compromisos; los reproductores de música son una maravilla a la que le puedes meter miles de canciones y hasta videos que se pueden ver en sus pequeñas pantallas de cristal liquido; está también la investigación incansable en el área de la medicina, la creación de medicamentos que dan solución a problemas que pensamos que no la tendrían nunca y curen enfermedades que hasta hace algunos años nos parecían imposibles de curar, que las cirugías estén en su apogeo y a estas alturas puedas corregirte cualquier cosa que no te agrade de tu físico. Genial ¿no?

Desafortunadamente la ciencia y la tecnología no son las únicas que han tenido notables avances y crecimiento. La violencia y la delincuencia están también a la orden del día y los ciudadanos de la región donde yo resido, Puerto Vallarta Jalisco y Bahía de Banderas Nayarit, estamos sufriendo cada vez con mayor frecuencia los ataques de las mismas.

El incremento en la delincuencia nos tiene a todos con los nervios de punta. Balaceras a cualquier hora del día, secuestros, tráfico de drogas, fraudes, etc. Son sólo algunas de las novedades que tenemos en nuestras localidades. Como todo, la violencia tuvo un inicio discreto, supongo que los delincuentes tenían la precaución de hacer todos sus “movimientos” a horas en que la mayoría de las personas comunes dormíamos y los disturbios eran rara vez asuntos que llamaran la atención de la ciudadanía porque no pasaban de ser rencillas entre personas dedicadas a lo mismo y limitado a ciertas zonas de la cuidad.

Esa situación cambio de unos meses hacia acá. Los horarios cambiaron. Ahora nos sentimos en peligro sin importar hora del día o zona en que transites. Ya no hay limitantes para la violencia, tan posible es que los delincuentes se agarren a balazos con sus enemigos o con la policía a media noche y en un barrio casi deshabitado como lo es que suceda en pleno mediodía en un centro comercial o en una de las colonias más populares de la ciudad.

Poco a poco estamos perdiendo la tranquilidad de nuestras vidas cotidianas y cumpliendo con todos los requisitos necesarios para llamar “ciudad peligrosa” a nuestra localidad. Es realmente una lástima ver que las autoridades locales, encargadas de atrapar y controlar a los malhechores, estén tan poco preparadas para hacerlo y que el armamento de los malos supere en mucho al de nuestros “protectores”, quienes la mayoría de las veces prefieren “llegar tarde” al lugar de los hechos con tal de no enfrentarse a quienes cuentan con armas de alto calibre mucho mejores que las suyas, con automóviles blindados y más rápidos, y que incluso los superan en número.

Las autoridades federales no se hacen de la vista gorda ante los hechos y nos mandan personal capacitado y armado lo suficiente para hacer frente a la ola de violencia que nos tiene temerosos a todos. Aunque esto también nos ocasione más trastornos en lo que respecta a nuestra vida cotidiana: retenes policiales en las peores horas del tráfico, revisiones que, en ocasiones, se podrían confundir con acoso por parte de las autoridades en cumplimiento de su deber.

Yo siempre me preguntaba ¿Cómo es posible que habiendo tanta delincuencia y peligros en las grandes ciudades, como el Distrito Federal, las personas sigan viviendo ahí? Ahora empiezo a entender la respuesta. Todo inicia de forma casi imperceptible y va creciendo poco a poco hasta que se vuelve parte de la rutina y cuando te vienes a dar cuenta eres una más de las personas que conviven día a día con el alma de la ciudad y todo lo que ella implica.



Cheryl

lunes, 8 de septiembre de 2008

"Cosas de mujeres"

¿Se han dado cuenta de cuantas veces clasificamos las cosas de la vida diaria? Le ponemos títulos a ciertos eventos, circunstancias y hechos que nos suceden. Pero ¿Saben que es lo más notable de esta clasificación? Que ponemos títulos dependiendo del género de los acontecimientos. ¿Alguna vez has escuchado la frase “Son Cosas de Mujeres”?

La clasificación es tan amplia que afecta todo nuestro entorno. Dentro de esta clasificación entran: temas de conversación, cuando estamos hablando varias mujeres juntas y los chicos dicen “Vámonos están hablando cosas de mujeres”; cuando nos conmovemos por algún suceso “Ahh! Las mujeres y sus cosas”; cuando vamos de compras “Eso es cosa de mujeres” ¿Qué? ¿Acaso los hombres nunca van de compras?.

Entonces me di a la tarea de investigar más sobre el tema y así conocer cuales son esas cosas que, según los hombres, sólo las mujeres podemos hacer o decir. Además de saber las opiniones de las mujeres sobre ello.

Empecé preguntando aquí y allá, a mis amigas, hermanas, madre, compañeras de trabajo, etc. Desde el primer momento en que escuchaban la frase una sonrisa asomaba en sus caras y me decían “¿Es en serio?”. ¿Por qué no habría de ser en serio? Les respondía. Todas y cada una de las entrevistadas mencionaron lo que para ellas son “cosas de mujeres” y yo con cara de profesional en la materia las escuché y asentí todas las veces necesarias.

Mi madre dijo que tener y criar hijos es Cosa de mujeres; aunque a estas alturas los hombres participan cada vez más en la crianza y educación de los hijos. Alguien más mencionó que todo lo que se refiriera a hormonas era sin duda alguna clasificado por los hombres como “Cosa de mujeres”. Y eso es algo que no puedo objetar. Incluso he escuchado a algunos hombres decir “¿Qué te pasa, estas hormonal?”, “Mejor hablamos en otro momento porque ahorita eres un cocktail de hormonas”, “¡Ay! de seguro estas en tus días”… supongo que todo esto califica como una Cosa de mujeres.

Hombres... Si bien es verdad que de repente nos ponemos más sensibles de lo normal, o un poco alteradas en lo que respecta a nuestro temperamento, generalmente dulce, cambiamos de humor con rapidez y probablemente dejamos de ser sumisas y abnegadas (jajajajajajaja) por unos momentos, eso no quita que cada una de nosotras siga siendo el amor de la vida de alguien.

Y que de una forma inexplicable para el entendimiento humano, las mujeres, así con todo y nuestras “Cosas de mujeres” que muchas veces los fastidian o exasperan, seamos el complemento perfecto para los hombres. Entonces volvemos a una frase que la verdad no recuerdo quien la dijo por primera vez pero dice asi: “A las mujeres no trates de entenderlas, sólo ámalas por lo que son y significan para nosotros”.



Cheryl





jueves, 4 de septiembre de 2008

Los celos

De por si las relaciones humanas son complicadas y en su mayoría disfuncionales... ahora imagínense cuando se trata de relaciones románticas. Si lo que dice John Gray de que “Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus” es cierto ¿Cómo juntar a personas tan distintas sin que eso ocasione una guerra interplanetaria? Es todo un logro sin duda alguna. Por eso, como un paréntesis, voy a aprovechar para felicitar a todas aquellas parejas que han permanecido juntas durante años, sin que ello haya mermado de alguna manera el amor que se tienen.

Entre las muchas razones que conozco que pueden hacer de una relación normal y bonita un completo infierno la más sobresaliente de ellas son Los celos. ¡Que situación más difícil son los celos! En verdad les digo que no hablo de esto por experiencia propia ya que, afortunadamente, nunca me ha tocado pasar por algo así. Pero en cambio si conozco a muchas personas que los han sufrido y que se los han hecho sufrir a sus parejas. Para ejemplificar lo antes dicho sólo tienen que imaginar la siguiente escena:

Timbra el teléfono celular, Pablo lo saca de su bolsillo, ve el nombre de la persona que lo llama, Teresa su novia, y se aleja de su grupo de amigos para contestar, todos se ríen y hacen comentarios pesados acerca de lo “mandilón” que es.
Pablo: Hola amor, ¿Cómo estas?
Teresa: ¿Dónde estas?
P: Estoy con mis amigos como te dije
T: ¿Seguro que estas solo con tus amigos?
P: Si Tere ¿Con quien más estaría?
T: Pues no sé, dímelo tú. De seguro estas con alguna de tus amigas, esas con quienes sales cuando dices que vas con tus amigos
P: Por favor Teresa ¿De qué amigas estas hablando? No empieces con eso, ya te dije que no ando con nadie más que contigo y hoy es el día que salgo con mis amigos y tu con tus amigas.
T: Claro, yo si estoy con mis amigas, porque yo si soy leal, pero no estoy convencida de que tú lo seas, creo que no estamos en el mismo nivel de compromiso. Mientras yo estoy aquí con mis amigas quien sabe con quien te estarás enredando tu (llanto histérico).

Otra escena de celos.
Teresa regresa a casa después de la reunión con sus amigas, Pablo la espera sentado en la sala con cara muy seria.
Pablo: ¿Dónde estabas? He estado llamándote toda la tarde
Teresa: Estaba con mis amigas tomando un café mi amor, ya te había dicho.
P: ¿Crees que soy estúpido o que?
T: Claro que no creo eso ¿De que hablas? ¿Qué te pasa?
P: Mira Teresa si no quieres estar en esta relación sólo dilo, no intentes verme la cara de tonto. Fui a buscarte al café donde siempre te reúnes con tus amigas y no estabas ahí. ¿Dónde estabas y con quién? ¿Con quien me engañas?
T: Por Dios Pablo no te pongas así, no se de que hablas. No estábamos en ese café que dices porque fuimos a uno distinto, te lo dije cuando te llame en la mañana.

¿De dónde provienen los celos? ¿Es verdad que los celos son demostración de amor? El origen de los celos es la inseguridad, cada individuo tiene una historia íntima y particular, vivencias de su pasado que lo marcan con ciertas características emocionales. Y por supuesto que los celos no son muestra de amor, al contrario. Todas mis experiencias en el campo de los celos enfermizos han sido gracias a los malos ratos que amigas mías han pasado con sus parejas celosas. Pero tengo un par de ellas en particular que me han mostrado ambas partes del problema, una que tiene un novio súper celoso y la otra que es una celosa de lo peor.

Con la primera me ha tocado vivir situaciones en que no podemos salir porque su novio tiene un ataque de celos y, una de dos, quiere ir con nosotras o se pone terco en que mi amiga no salga. Y con la otra... solo les diré que aprendió a cortar el cabello solo para que nadie más tocara la cabeza de su novio. Ambas situaciones son complicadas y la mayoría de las veces insoportables para la persona que es acosada por una pareja celosa.

¿Qué hacer si eres la parte acosada? Ahora si que cada quien sabe bien lo que le conviene y si no lo sabe, se lo podemos decir quienes estamos alrededor pero sólo esa persona decidirá qué debe hacer. Lo más recomendable en estos casos es poner distancia, porque no puedes esta al lado de alguien que te trata con tanto irrespeto y desconsideración, sin importar cuáles sean sus motivos. No se puede mantener una relación amorosa sana con alguien que no tiene la más mínima confianza en ti. Tarde o temprano terminará de una manera negativa.

¿Qué hacer cuando eres aterrorizado por unos celos insoportables? Aceptar que tienes un problema es el primer paso, darte cuenta de que estas actuando de forma incongruente para alguien que dice amar a su pareja. Buscar ayuda psicológica sería lo siguiente. Si tienes un problema es mejor ponerle solución cuanto antes para que no te arruine tus relaciones amorosas.

Como decía mi abuelo “Todo en esta vida tiene solución menos la muerte”, sólo que casi nunca es fácil. Pero las soluciones están ahí esperando que tengamos el valor de tomarlas.

Besos.


Cheryl

miércoles, 27 de agosto de 2008

Tatuajes...

Siempre me ha gustado hacer cosas para cambiar mi imagen de vez en cuando, no soy del todo conservadora en ese aspecto, me he arriesgado cortando mi cabello más allá de lo conveniente para mi tipo de cara, lo he pintado de colores extraños, he usado ropa extravagante y hasta medio hippie. Pero siempre quise hacer “algo más”.

Aclaro que no todas las locuras me parecen viables para mi persona, sólo algunas son las que llaman mi atención. Los tatuajes son una de ellas. Me gustan, desde que estaba en la secundaria quise ponerme uno pero no me atreví, por miedo a ser desheredada o algo por el estilo. En mi familia nadie tiene un tatuaje y ni pensar que alguien se atrevería a ponerse uno.

Nadie, excepto yo. No se si el hecho de que soy la más pequeña de mi familia es lo que me hace diferente al resto, pero similar al mismo tiempo. Hace unos días fuimos Rodrigo y yo a hacer investigación sobre los lugares que se dedican a hacer ese tipo de trabajos. Visitamos varios lugares para checar las instalaciones, la higiene y ver los trabajos que hacen los artistas del tatuaje.

Porque son artistas, capaces de hacer unos dibujos tremendos en la piel de aquellos valientes a quienes les gusta decorar su cuerpo, o como diría Rodrigo “personalizar su cuerpo”. Después de mucho buscar, en Internet sobre todo, elegí el diseño que plasmaría en mi piel para siempre, no fue nada fácil, porque hay muchas cosas que me gustan. Pero me debatía en si me gustaban lo suficiente como para hacerlas parte de mi de manera permanente. Cambié de opinión un par de veces antes de tomar la decisión final.

Nada que estuviera de moda. Tendría que ser algo intemporal con lo que me sintiera identificada. Y lo encontré. Ya estaba decidido. Hice una cita con los chavos de Mystique. Me preparé psicológicamente y llegamos mi novio y yo a la cita (ya saben, por aquello del apoyo emocional y por si intentaba correr jeje). En cuestión de minutos estuvo todo listo y me pasaron a la sala de tatuajes, con varios espejos y aire acondicionado. Tomé mi lugar en la silla de los torturados y Rodrigo, con cámara en mano, se dedicó a observar y apoyarme moralmente.

Esperaba que el proceso durara media hora cuando menos, pero no habían pasado ni 15 minutos cuando escuche la voz que me decía ¡Listo! No lo podía creer, corrí al espejo para ver mi nuevo diseño. Había quedado tal y como lo pensé. ¿Qué si duele? No les voy a mentir diciendo que no, pero tampoco les diré que es un dolor que no se pueda tolerar, además mi tatuaje es pequeñito por lo tanto menos doloroso. Pero nada mas piensen, si el dolor fuera insoportable ¿Cómo es que tantas personas tienen tatuajes enormes en sus cuerpos?

Vimos fotos de personas cuyos tatuajes son impresionantes, pueden ser retratos de personas amadas, diseños exclusivos creados por uno mismo, personajes míticos como dragones, hadas, unicornios, etc., pueden ser animales, frases en alguna idioma extraño, símbolos y muchas cosas más. El hecho de que a mi me guste esta onda, me obliga a decir que es fascinante.

Pero esto es sólo para aquellos que son partidarios de personalizar su imagen de manera permanente. Un par de consejos: nunca, pero nunca, se pongan un tatuaje que signifique algo para alguien más, o el nombre o rostro de alguien que no sea de su familia... porque la vida gira y lo que hoy te parece maravilloso, mañana te podría parecer odioso y no querrás tenerlo en tu piel durante años; y siempre vigila muy bien el establecimiento que elijas para hacerte un tatuaje, debe ser higiénico y contar con todos los documentos que lo acrediten como un negocio legal.

Si ya tienes un tatuaje que adorne tu cuerpo, te felicito y si decides hacerte uno... bienvenido al club.


Saluditos!!


Cheryl

martes, 26 de agosto de 2008

Mitos del cine

En esta vida hay tantos mitos circulando por ahí, algunos plenamente identificados otros no tanto. A mi me encanta el cine y por lo tanto me gustaría dedicar esta entrada a desvelar algunos de los mitos que el cine nos ha mostrado y que a muchas y muchos nos gustaría creer que son verdad.

1.- “Cualquier cerradura puede abrirse fácilmente con una tarjeta de crédito o un pasador para el cabello”
Eso sería genial si fuésemos ladrones, pero malísimo si eres gente normal que trabaja para poder comprar todo lo que tienes.

2.- “Ese hombre guapísimo, o esa mujer preciosa, que parece insoportable y arrogante, en realidad es el hombre o mujer de tus sueños”
En la vida real casi siempre tu primer instinto es correcto, si te parece insoportable debe serlo.

3.- “Los autos deportivos descapotables son glamorosos”
¡Chicas! Nosotras sabemos que eso es completamente falso, la verdad es que nuestro cabello queda igual que si hubiéramos metido la cabeza en una secadora de ropa. A menos, claro que no lo uses para transportarte de un lugar a otro y sólo te tomes fotos en el.

4.- “La mejor manera de conocer a esa persona que te encanta es tropezar accidentalmente con ella y derramarle tu café encima”
Totalmente falso y telenovelero, si lo llegas a intentar es mejor que lleves unos audífonos (con todo el volumen) y un buen guardaespaldas.

5.- “El jefe o jefa es atractivo (a), adorable, con mucho dinero, tiene un gran corazón y además de todo, está enamorado (a) de ti”
Jajajaja pongan atención a su trabajo porque el ogro está por llegar.

6.- “Los bartenders son guapos (as), sensibles y te pueden dar consejos amorosos, escuchar tus penas y coquetear contigo, todo al mismo tiempo”
La verdad es que la mayoría de las veces los pobres están tan ocupados que con trabajos nos pelan para darnos el trago que les pedimos y no siempre son guapos.

Claro está que estos no son todos los mitos que el cine nos ha puesto en la cabeza, son sólo algunos de los que pude recordar y que me parecieron dignos de mencionar. Si no has visto películas románticas tal vez ninguno de estos mitos te parezca conocido. Pero si las has visto entonces es posible que estés de acuerdo conmigo.


Cheryl

lunes, 18 de agosto de 2008

Todo tiene un precio

Hace algunos años, cuando yo contaba con aproximadamente 5 añitos de edad, mis hermanas mayores y yo (que soy la peque de la familia) fuimos a visitar a Carlos, uno de mis hermanos que vivía en otra ciudad.

Mi relación con Carlos era algo especial, en parte porque yo era la más pequeña de sus hermanas y en parte porque todos decían que el parecido físico entre nosotros era notable e incluso le llegaban a preguntar si yo era hija suya. Él me consentía y yo le correspondía con apapachos. Carlos vivía lejos de la familia porque era muy independiente y desde muy joven se emancipó de mis padres para hacer las cosas que lo hacían feliz. Tenía su propio negocio y llevaba el tren de vida que a él le encantaba.

Aquél día que le caímos de sorpresa en su casa, lo encontramos en mal estado estomacal y un tanto trasnochado (crudo). Mis hermanas que eran unas adolescentes en ese entonces querían ir a la playa e insistían en que se levantara y dejara la flojera para irnos a pasar el día junto al mar. Yo, a mis cinco años, me sorprendí de lo que ellas pedían, puesto que yo no iba preparada para eso, ¡No llevaba traje de baño!

Al fin de cuentas lograron convencerlo de que nos llevara a pasar el día a la playa y pusieron manos a la obra. De repente les digo, muy preocupada, “Pero yo no tengo traje de baño”, mis hermanas se miran y caen en la cuenta de que tengo razón, no me llevaron ni siquiera unos shorts. Mi hermano, con su humor negro que lo caracterizaba, comentó con burla “Ese no es problema flaquita, ahorita le hago unos hoyitos a un calcetín y ya está tu traje de baño”. Todos rompieron a reír la gracia de Carlos, excepto yo por supuesto. Me puse a llorar desconsoladamente, muy ofendida por el comentario y dolida de que mi hermano favorito se estuviera burlando de mí.

Se acercó, me abrazó y tratando de consolarme me preguntó ¿Qué podía él hacer para que dejara yo de llorar? La respuesta era muy obvia, “Comprarme un traje de baño” le contesté. Y así fue como me hice de un traje de baño nuevo, que por cierto no le costó barato, ya que siempre me lo recriminó en sus burlas “Me salió caro el chistecito del calcetín”.

Todo tiene un precio. Eso les pasa por herir los sentimientos de una mujer, no importa si es una niña.

Cheryl

viernes, 15 de agosto de 2008

Todo sea por la salud

Ahora que Los Juegos Olímpicos de Beijing están en su mayor apogeo y que cada vez que enciendo el televisor puedo ver a los atletas, hombres y mujeres, con sus ropas de licra súper entalladas en sus musculosos cuerpos, haciendo gala de condición física excelente, rostros lozanos y saludables, aunque en su mayoría reflejando los típicos nervios que no pueden faltar en competencias de nivel mundial.

No es de extrañar que la cantidad de personas que quieren poner sus cuerpos en forma haya aumentado dramáticamente en los últimos días jajaja. Ahora nos encontramos con personas corriendo a todas horas del día, enfundados en sus pants o licras, sudando la gota gorda y con las caras coloradas por el esfuerzo.

En mi caso yo estoy realmente impresionada con todos aquellos que se atreven a asistir y competir en unos juegos olímpicos, hay que tener mucho valor, determinación y una tremenda capacidad de soñar. He escuchado a muchos decir que, en el caso de México, con nuestra única medalla obtenida hasta este momento, “Los medios de comunicación hacen un escándalo como si la medalla fuera de oro”, sabemos que es de bronce, pero también sabemos cuanto esfuerzo es para un mexicano asistir a ese tipo de competencias y sobre todo ahora que son en un continente tan apartado.

Estuve escuchando en la televisión que algunos de ellos ni siquiera tiene entrenador porque el gobierno no apoya la cultura del deporte (a menos claro que se trate de futbol), y por lo mismo la mayoría no le dedica el tiempo suficiente a prepararse porque son personas que tienen una familia que mantener o una carrera universitaria que pagarse, por lo tanto hacen lo que pueden con sus limitados recursos. Con una situación tan complicada como esta, al menos en mi opinión, sí que es un logro cualquier medalla que puedan obtener nuestros atletas. Y hay que celebrarla por todo lo alto, aunque sea de bronce.

Volviendo al tema de ponerse en forma, ya sea por los juegos olímpicos o porque la gente está cada vez más consiente de que hacer algún tipo de ejercicio es un beneficio para la salud y con tantos comerciales y avisos, que circulan todos los días por diversos medios de comunicación, previniéndonos sobre la obesidad y las muchas enfermedades que derivan de dicha condición no es para menos que cada vez haya más personas preocupadas por su salud. Eso sin contar a todos aquéllos cuya preocupación es más que nada estética.

Y aunque parezca difícil de creer a mi también me preocupa y de unos meses para acá decidí que debía ponerme en forma, aunque no me resulta nada fácil tomar esa decisión y, sobre todo, llevarla a cabo. A mi me encanta leer, lo cual es muy bueno para mi intelecto, pero no lo es tanto para mi físico. Lo más complicado fue decidirme a dejar atrás todas las comodidades que significan estar recostada leyendo un buen libro en la tranquilidad de mi habitación con el aire acondicionado funcionando, o estar viendo mis programas de televisión favoritos. Fue algo muy difícil.

Me convencí a mi misma de que era lo mejor que podía hacer y me sentí muy bien por ser tan responsable de mi cuerpo y ayudarlo a verse mejor aún, digo una mujer debe hacer ejercicio. Desafortunadamente me pasó igualito que con los propósitos de año nuevo y deje de ser constante, sólo salgo a caminar o correr muy de vez en cuando. Aunque trato de hacer algunas otras cosas en casa, como bailar y hacer yoga. Nada que como atleta, no tengo futuro.


Cheryl

jueves, 14 de agosto de 2008

De la moda... lo que te acomoda

En un mundo donde la belleza tiene sus estándares muy definidos y no da paso a tendencias menos... esqueléticas, a menos que seas una modelo de revista o peses 43 kgs. a pesar de que tu estatura sea de 1.70, no tienes cabida en el mundo de la moda.

Hace unos días estando “de tiendas” con mi hermana Lulú nos topamos frente a frente con una jugosa opción, llena de objetos brillantes, zapatos, ropa de todos colores y sabores y, lo mejor de todo ¡Con muchas ofertas! Entramos fascinadas, cuales moscas que vuelan hipnotizadas hacia la brillante luz que resulta ser un atrapa insectos. El lugar era de una atmósfera fresca, muy importante en climas tan cálidos como el nuestro, con una iluminación potente sin llegar a ser el tipo de luz que saca todos las pequeñas imperfecciones a la vista, decorada de una manera muy minimalista, lo cual es el último grito de la moda en decoración de interiores.

Dimos inicio al recorrido en estricto orden de aparición de las prendas, iniciando por el lado derecho, en donde se exhibían las piezas de color púrpura, siguiendo en esa misma línea estaban las de color verde, amarillo, rosa, azul, blanco, café y negro. En el lado opuesto estaban situadas las de color naranja, azul marino, rojo y toda la mezclilla.

Inmediatamente nos separamos, ya que nuestros intereses en lo que respecta a la moda no son del todo iguales, yo tiendo a ser casual, mientras que Lulú se va por lo formal y más elegante como son vestidos, faldas y blusas con mangas y sin escotes. En mi caso yo corrí a ver la mezclilla y blusas de tendencia más juvenil en colores y diseños, con o sin mangas.

A los pocos minutos ya teníamos en nuestras manos un par de decenas de prendas listas para probarnos, nos miramos, sonreímos y nos encaminamos hacia los vestidores charlando de cosas triviales. Por supuesto tuvimos que esperar un poco ya que los vestidores estaban atiborrados de mujeres en las mismas circunstancias.

Cuando, por fin, llegó nuestro turno pasamos y empezamos con el desfile de modas. Nos probamos todas y cada una de las piezas que nos llamaron la atención, pero no todas lograron satisfacer los gustos de cada una de nosotras. Ahí fue donde comenzó la cuestión. ¿Para qué tipo de mujeres se confeccionará esta ropa? Algunas piezas eran tan pequeñas a pesar de que la etiqueta marcaba una talla que no debería ser tan estrecha. Otras eran tan largas que parecían ser adecuadas para mujeres que sobrepasaran los 1.80 mts. de estatura.

Otras parecían perfectas para cuerpos andróginos (sin ningún tipo de curva o voluptuosidad femenina). ¿De qué se trata el mundo de la moda? ¿De hacer sentir mal o inconformes con su cuerpo a la mayoría de las mujeres del planeta? Porque cuando vas a una tienda y eliges cuidadosamente las prendas que te agradan, te las pruebas llena de ilusiones y descubres que en tu figura luce extrañamente diferente ¡Se vuelve un caos!

A las mujeres, en ocasiones, nos cuesta entender que la hermosura de nuestros cuerpos no debe estar dictada por lo que vemos en las revistas o en la televisión porque esas que aparecen ahí no hacen otra cosa que cuidar de sus figuras. Cuando por fin logramos meter en nuestras adorables cabecitas que no estamos gordas y que por el contrario tenemos un hermoso cuerpo, nos encontramos con que la moda no siempre está diseñada para nosotras, si no para mujeres esqueléticas que sufren enfermedades que les destruyen no sólo sus cuerpos si no también sus espíritus.

Es verdad amigas que debemos mantener un peso que esté dentro de lo saludable, pero no por eso debemos caer en la trampa del exceso de vanidad. Cuidemos de nosotras porque nos amamos y porque estos cuerpos son los únicos que tenemos y nos sirven taaaan bien. Tratemos de lucir bonitas para que cuando nos miremos al espejo nos guste lo que vemos ahí.

Al final de cuentas tanto Lulú como yo encontramos las prendas que mejor iban con nuestras figuras y personalidades, salimos de ahí con una sonrisa y sintiéndonos mas hermosas que nunca.

Besos

Cheryl




miércoles, 13 de agosto de 2008

¿Sejuela?

Estaba la otra noche cenando con mis amigos, festejando el cumpleaños de mi amiga Clara, en un restaurante muy nice en el centro de Puerto Vallarta, famoso por su cocina mediterránea y precios no muy accesibles, y les contaba la aventura que tuve que vivir para llegar hasta allá.

Todo empezó un día antes de la cena, cuando decidí llevar mi coche al taller de suspensiones porque se le escuchaba un ruido extraño y misterioso. Llego con el mecánico quien es mi cuate y conoce a mis hermanos desde hace mucho, razón por la cual es de mi confianza, y me dice que le lleve mi coche la mañana siguiente porque en ese momento está muy ocupado.

Y ahí estaba yo temprano en la mañana a dejarle el auto. Me voy a trabajar con la seguridad de que por la tarde ya lo tendré de regreso en casa. Pero cual sería mi sorpresa que nunca llegó. Ya entrada la tarde me encaminé hacia el taller para averiguar qué estaba pasando, pero ¡Estaba cerrado! Me asomé por una de las enormes puertas y alcancé a ver mi coche flotando en el aire, subido en el gato hidráulico. ¿Y ahora, como llegaré a la cena?

Decidí ir a buscar al susodicho mecánico hasta su casa, necesitaba una explicación ¿Por qué mi coche seguía ahí? ¿Por qué no me avisó que no saldría ese mismo día? ¿Tan grave estaba el problema? Miles de dudas empezaron a circular por mi cabeza. El mecánico no estaba en su casa, el taller cerrado, mi coche sufriendo vértigo a las alturas y yo desconsolada por no tener transporte.

Lo peor del caso era que la hora de la cena se acercaba sin importar que yo estuviera a muchos kilómetros de distancia y sin otra manera de llegar allá que no fuera en camión. Pero para eso ya era tarde, no contaba con suficiente tiempo. Llego a mi casa con la seguridad de que no podré ir a la cena y de repente al girar la cabeza veo mi salvación..... ¡La camioneta de mi papá! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Seguramente porque la simple idea de llevarme esa camioneta sin permiso de su propietario me ponía los nervios de punta. Sin contar con el clásico temor de que las cosas se lucieran, como suele suceder, y ocurriera algún accidente.

Todo estaba decidido, no me quedaba más remedio que raptar la camioneta Nissan pick up con redilas que mi papá utiliza para sus labores del campo. Para cuando termino conmigo, ya estoy en mis mejores galas. Vestido sexy, zapatos de tacón alto, peinado de salón y maquillaje inmaculado (aquí si aplica JC). Me subo a mi transporte de esa noche haciendo gala de gracia femenina y emprendo el camino hacia mi destino.

Además del claro nerviosismo de conducir un auto prácticamente robado y desconocido me llevé la sorpresa de que la pequeña Nissan se sacude demasiado como para conservar el peinado en su lugar y mi columna vertebral también. Para cuando llegué al restaurante no tenía peinado alguno, pero todavía podía recordar, con diversión, las caras de sorpresa y burla, de algunas personas que se tomaron la molestia de voltear a verme mientras conducía mi flamante camioneta de redilas.

Durante la cena, mientras platicaba, entre risas, los acontecimientos ocurridos me quejé de sentir un leve dolor en el muslo derecho. Roberto mencionó que podría ser un nervio debido a la tensión y que también a él le estaba molestando el pie que se lastimó hace algunos años. Todos empezamos a hablar sobre nuestros dolores cuando de pronto Esther comentó “Pues deberían poner atención a esos problemas, a nuestra edad ya debemos tomar más en serio todos esos detalles”... las risas no se hicieron esperar.

Pero en el fondo no pudimos evitar pensar si de verdad ya estamos llegando ala etapa en que ataca “La sejuela”.... Se jue la juventud.


Cheryl

jueves, 7 de agosto de 2008

¿Realidad o fantasía?

Dicen que el amor no necesita razones, yo digo que sí. Desde mi punto de vista el amor requiere más que sólo una imagen hermosa; requiere momentos, miradas, acciones, palabras, caricias, complicidad, sueños compartidos, gustos, tiempo, amistad, simpatía, admiración. El amor real es un conjunto de sentimientos y emociones que al mezclarse explotan dentro del corazón.

El enamoramiento es una situación diferente del amor, es sólo una ilusión, un sentimiento que nos llena de emociones, casi siempre falsas, debido más que nada a que no vemos cómo son las personas en realidad, no conocemos su personalidad, si no lo que hemos creado alrededor de una imagen que visualizamos perfecta: sonrisa perfecta, vestuario impecable, peinado inmaculado, vocabulario complejo, cuerpo excitante, etc.

A veces pasa que idealizamos a nuestros prospectos, nos enamoramos de alguien a quien ni siquiera conocemos bien. Esta persona puede ser alguien cercano, a quien ves todos los días y con quien incluso intercambias frases; o bien puede ser alguien que has visto en tus sueños o en cine-televisión, algún personaje ficticio de novela romántica o un astro de los deportes.

Aunque resulta fácil confundir al amor con el enamoramiento, todos aquellos que en algún momento de nuestras vidas hemos sentido amor, sabemos que son diferentes y que uno de ellos no siempre significa felicidad, aunque eso no le quite esa aura de magia que lo rodea.

Hace un par de años, cuando recién salió la película “Los piratas del caribe: la maldición del Perla Negra” nos presentó a un pirata muy peculiar, el Capitán Jack Sparrow, un hombre guapo, aunque un poco mugroso, simpático, con una actitud un poco extraña una mezcla de borrachín y experto bailarín. Ataviado con sus ropas y sombrero, ¡Ah! Y ese peinado. Todo un personaje.

Todas estas observaciones muy independientes del hecho de que Jhonny Depp siempre ha sido uno de mis actores favoritos. Bueno, el punto es que me tenía fascinada con su personalidad y carisma. Y pensaba “¿Cómo es posible que no existan hombres así en la vida real? ¡Que mala suerte!”.

Un día, mientras estaba mirando unas criticas sobre la película en cuestión, me quedé pensando en el Capitán Sparrow y el extraño poder de seducción que parecía tener sobre las mujeres (porque yo no era la única a quien le encantaba el susodicho). Hombre guapo, inteligente, con cierto aire de guerrero implacable, determinado a conseguir lo que quiere, con un estilo muy particular y ese aire de mamarracho... ¡Simplemente encantador!

Tan perfecto parecía a simple vista que tuve que quitarme la venda de los ojos y aceptar que también es un mentiroso de lo peor y sin una sola gota de escrúpulos corriendo por sus venas. Un traidor, que cuando está en peligro su pellejo o las cosas que quiere lograr, no le importa a quien mete en problemas ni tampoco la amistad o lealtad que le demuestran los demás... si los puede utilizar para librarse de algún problema o peligro no duda en hacerlo.

Ese era el verdadero Jack Sparrow. Simplemente una moneda de dos caras, la que nos provoca fantasías y la que nos deja ver la realidad en su máximo esplendor. Y entonces surgen las preguntas ¿Es ese el tipo de hombre que las mujeres deseamos? ¡Claro que no! Es sólo que la imaginación es muy fuerte y a pesar de todos esos necios defectos a algunas mujeres nos encantaría ser rescatadas por él... o tal vez rescatarlo nosotras de algún peligro ¿Por qué no?

Al final de cuentas eso es sólo fantasía y yo prefiero, sin lugar a dudas, quedarme con mi amor real, quien no es perfecto... pero se acerca mucho.


Cheryl







domingo, 27 de julio de 2008

Insomnio

Era una tarde preciosa, estaba caminando por la playa, el sol reflejándose en el agua a punto de ponerse, mis píes descalzos sobre la arena, el aire rozando en mis mejillas, despeinando alegremente mis cabellos… de pronto ¡Me despierto!

Son las 3 de la madrugada, estoy en la oscuridad de mi habitación y tengo sed. No hay playa, no hay sol poniéndose en el horizonte, ni aire despeinando mi cabello. Todo era un sueño. Me levanto con el temor de despertarme por completo y perder el hilo de mi ensoñación, tomo un poco de agua y vuelvo a la cama. Me acomodo en la forma que me facilite a caer en los brazos de Morfeo. Trato de recordar exactamente lo que hacía antes de despertar, la sensación de la arena en mis pies, la vista de la playa, el viento, la calidez de sol… sin embargo pensamientos diferentes llegan a mi mente “¿Estaré haciendo bien al dejar ese empleo?” “¿Y si ya no puedo pagar mis cuentas?” “¿Pagué la mensualidad del celular?” “Estoy siendo morosa en llevarle a Delia las cosas que le prometí” “No he llamado a Claudia desde hace muchos meses, definitivamente soy mala amiga” “¡Cielos! Olvidé que debía recoger unos documentos en el correo” “¿Le di el recado a mi hermana?”

El corazón que latía pacíficamente dentro de mi pecho y mi respiración apacible empiezan a descomponerse. Me revuelvo inquieta en la cama. La temperatura ambiental que hacia unos segundos me parecía la ideal ahora se torna caliente, enciendo el ventilador, dos segundos después mis pies están helados, me cubro con una manta. Para esos momentos ya son las 4:30 de la madrugada y yo no he podido recuperar mi playa, ni la puesta de sol.

Un rato después miro el reloj que está en el buró junto a la cama, son las 5:40 a.m. y no he podido volver a dormir. Me doy por vencida y enciendo la luz, abro el libro que he estado leyendo y localizo la línea en donde lo dejé la última vez, trato de concentrarme en la historia, pero no puedo dejar de pensar en que es de madrugada y debería estar descansando ya que dentro de unas pocas horas tendré levantarme y salir a trabajar. El fastidio me hace presa y la desesperación también. No me puedo concentrar en el libro. Enciendo el televisor. En todos los canales hay comerciales vendiendo algún artefacto maravilloso que promete salvar tu vida, hacerte bajar de peso, lograr que cocines un banquete aunque no conozcas ni la O por lo redondo, ponerte en forma, quitarte todas las manchas y cicatrices del cuerpo, en pocas palabras solucionarte la vida. Apago el televisor.

Vuelvo a mirar la hora, las 6:30 a.m. y yo no tengo ni sueño, ni descanso, ni paz. Enciendo la computadora y empiezo a teclear algunas palabras que vienen a mi mente en esos momentos, escribo un párrafo de incoherencias, le cambio la letra, el tamaño, lo justifico, lo guardo. Me pongo a ver fotos. Escudriño en las carpetas antiguas, encuentro archivos que no recordaba, los leo, recorro cada uno de ellos en busca de algo interesante. Mis ojos empiezan a dolerme y se me cierran sin querer, el cansancio comienza a vencer al insomnio. Apago la computadora y me encamino a mi cama, apago las luces y me acomodo para dormir, cierro los ojos y empiezo a soñar ¡Por fin!

Ahí estoy de nuevo, caminando por la playa, el sol a punto de ponerse, el agua azul, el sonido de las olas rompiendo en la orilla, la arena acariciando mis pies, el viento despeinando mis cabellos..... y un sonido agudo, completamente fuera de lugar, aturdiendo mi cerebro. Son las 8:00 a.m. y mi despertador está haciendo de las suyas. Debo levantarme para ir a trabajar.



Cheryl

domingo, 20 de julio de 2008

Simplificando

Cuando Cenicienta añoraba ir al baile del palacio, donde ella sabía que estaría su príncipe encantador, y no tenía manera de asistir porque su vida era un desastre: en primer lugar viviendo con una madrastra y dos hermanastras, odiosas las tres al máximo de la expresión, quienes, para colmo de los colmos, la trataban como a una sirvienta y no como una persona de la familia; en segundo porque a pesar de que era una mujer muy inteligente a quien le gustaba leer (cosa que en aquella época era notable) y su padre había sido un hombre de buena posición, ella no contaba con un solo céntimo para comprarse un vestido, zapatos, pagar peinadora y maquilladora, comprarse ropa interior linda, hacerse manicure y pedicure, pagarse un masaje relajante antes del baile y un delicioso tratamiento para el cutis y cabello maltratados… porque dormir junto a la chimenea y estar todo el tiempo llena de cenizas reseca la piel horrible; en tercero no tenía ni un solo medio de transporte para llegar al palacio. ¡Estaba frita definitivamente! Pero no todo estaba perdido, no, ella solo tuvo que llorar un poco, verter unas cuantas lágrimas para que mágicamente apareciera su Hada Madrina y le resolviera todos sus problemas con unos simples toques de su varita de virtud.

¡Que maravillosa forma de resolver las cosas! Por algo es un cuento de hadas.

Ya quisiera yo que me sucediera algo parecido cuando mi coche no quiere arrancar y tengo que llegar a una cita, o cuando literalmente pongo mi guardaropa de cabeza para encontrarme con la novedad de que “no tengo nada que ponerme”, o cuando me siento gorda y no soporto siquiera mirarme en el espejo de cuerpo entero, o cuando veo un objeto maravillosamente hermoso o un viaje demasiado bueno para ser cierto y no tengo suficientes fondos para adquirirlo, o cuando regreso a casa cansada del trabajo y me encuentro con mi habitación en estado caótico.

Sería genial contar con mi propia hada madrina solucionadora de problemas cotidianos. Desafortunadamente no es algo factible y debo resolver mi vida sin esa mágica ayuda. Simplificar. Resignarme a que si mi coche no arranca entonces deberé viajar en autobús y llevar a reparar mi auto lo antes posible para evitar que me vuelva a suceder. Que si no encuentro que ropa usar o nada me satisface, entonces debo optar por llevar el atuendo más sencillo y decidir no complicarme más al respecto, al fin y al cabo, “la que es linda, es linda”. Cuando el problema se trata de algo emocional lo mejor es no ir en contra de mis sentimientos si no encauzarlos hacia algo menos dramático, mirarme el espejo y darme cuenta de que podría estar peor. Si el problema se trata de dinero y no tengo una máquina que lo fabrique, dejar eso por la paz, buscar un viaje que se ajuste a mi presupuesto y hacerlo en la mejor compañía (mi familia o mi amor), eso compensa cualquier otra cosa. Y si mi habitación es un desastre cuando llego y estoy tan fastidiada que no quiero poner orden, pues entonces no me forzaré a hacerlo en ese momento, elegiré algún otro y me consentiré durante unas horas.

Simplificar ¡Eso es lo mejor para vivir en paz!



Cheryl

viernes, 18 de julio de 2008

Los inevitables cambios

¿Cuántas oportunidades he dejado pasar por miedo? Desde que desperté esta mañana he tenido esa pregunta rondando por mi mente. Todo a raíz de que hace un par de meses decidí hacer cambios en mi vida, y los cambios son siempre causa de temores, al menos para muchos de nosotros.

Mudarse de ciudad, dejar la escuela, terminar una relación, cambiar de empleo, empezar una nueva carrera, etc. Hay un dicho que dice que “todos los cambios son buenos” yo quiero creer que es verdad. No podemos vivir nuestras vidas estancados en algo, recorriendo siempre el mismo camino para llegar al mismo lugar y ver a la misma gente. No es sano. A menos que estés en prisión lo cual te disculparía.

Pasamos mucho tiempo considerando que nuestras existencias necesitan cambios, que necesitamos respirar nuevos aires, recorrer nuevos caminos, conocer lugares diferentes y llenar nuestro directorio de nuevos amigos y conocidos. Pero la decisión de conseguirlo nunca llega.

Para lograr lo que realmente deseamos hacer de nuestras vidas, debemos luchar contra los temores, que son el principal adversario de los sueños. Nunca aprendí a patinar porque temía caerme y fracturarme un brazo o una pierna o romperme la cabeza incluso, sin embargo adoraba sentarme frente al televisor durante las Olimpiadas de Invierno a observar embobada a los competidores de patinaje artístico. Tal vez mis aspiraciones nunca fueron en realidad ser estrella del patinaje, pero sí pude aprender a hacerlo para cumplir el deseo de mi corazón.

A veces pensamos que “hay cosas más importantes” que seguir nuestros sueños y que pelear por lo que queremos, por ejemplo comer, vestir, tener un auto, cuenta en el banco (ahorros), etc. Y pasamos nosotros mismos por sobre nuestros sueños y los dejamos atrás y en muchas ocasiones no volvemos nunca la mirada para verlos de nuevo, aunque sigan ahí tras nosotros por el resto de nuestras vidas.

Nos conformamos con conseguir un modo de vida socialmente aceptable, sin tener que preocuparnos de tener carencias en las necesidades básicas de nosotros y nuestras familias. Pero alguna vez se han preguntado ¿De qué se ha perdido el mundo porque nosotros no supimos o no quisimos seguir nuestros sueños?

¿Cuántas canciones? ¿Cuántos cuentos o novelas? ¿Cuántas piezas musicales? ¿Cuántas medallas olímpicas? ¿Cuántos inventos notables? ¿Cuántas fotografías? ¿De cuánto nos estamos perdiendo todos cuando alguien no tiene el valor para seguir su sueño?

No tienes que lanzarte al espacio el día de mañana para cumplir tu sueño, ni tienes que aparecer en un show de baile sin saber bailar. Sólo tienes que dar un pasito, uno a la vez, un pasito que te acerque más a lo que te hará feliz.

Somos seres inteligentes, lógicos, sensibles y luchar está en nuestra naturaleza. Está en todos, sin excepción alguna. Nada te detiene más que tú mismo*. Si te da miedo, ¡Felicidades! Cumples con los requisitos para lograr el éxito.



Cheryl


* RAAP

lunes, 14 de julio de 2008

Consecuencias del crecimiento

Son las 5:55 de la tarde, debo ver a Rodrigo a las 6:oo y estoy atrapada en una fila interminable de autos que parecen avanzar 5 centímetros por minuto, el tiempo sigue corriendo, imparable, y yo aún no estoy ni siquiera cerca de mi destino. ¡Otra vez tarde! Alguien estará muy molesto….

Día con día es más complicado manejar en esta ciudad y sus alredores. No sólo por el aumento desmedido en la población y el hecho de que estén abarrotando el municipio con casas de bienestar social (si es que se les puede llamar casas), noooo ahora se suman a nuestras desgracias las revisiones por parte de la policía judicial.

Con tanta gente viniendo a vivir a nuestras ciudades, empiezan a ser insuficientes las calles y los estacionamientos, cada vez nos toma más tiempo llegar a tiempo a nuestros empleos, escuelas y citas importantes. Las vías de acceso parecen no ser lo bastante amplias ante el número de coches que circulan a diario en horas pico, esperar tres semáforos para poder cruzar se vuelve el cuento de todos los días.

Para colmo, y como bono de fin de cursos, está el retén que los señores judiciales han situado en la frontera entre los estados de Nayarit y Jalisco. Debido, precisamente, a otro aumento. Uno que no se podía dejar de esperar porque si aumenta la población también aumenta la delincuencia.

La policía judicial, “siempre al servicio de la población”, tuvo a bien venir en auxilio nuestro, ya que la ola de violencia nos estaba azotando con fuerza, digo al menos para una ciudad acostumbrada a la tranquilidad y paz en cierta medida. Ahora están, muy en su papel, todos los días y a todas horas “revisando” a todo el que pasa, cosa que no es necesariamente cierta porque a mi nunca me han revisado a pesar de que suelo atravesar por ahí al menos dos veces cada día. Seguramente tengo cara de buena persona.

El hecho irrefutable es que independientemente de si han logrado o no mermar un poco los negocios de ciertas personas dedicadas a asuntos ilegales, lo que sí han logrado, y con creces, es ponernos de cabeza a todos, el recorrido que antes nos tomaba sólo 20 minutos como promedio ahora nos puede llegar a quitar más de 40 minutos de nuestro preciado tiempo.

Volviendo a mi cita en que por cierto ya iba con bastante retraso, cuando por fin logré pasar el famoso retén, que está justamente antes de cruzar el puente que separa Nayarit de Jalisco, empiezo a acelerar pero sólo logro avanzar un par de metros, todos los autos siguen detenidos sobre el puente, me empiezo a desesperar y me estiro para alcanzar a ver qué es lo que pasa, ¿Por qué sigue habiendo tráfico lento?, pero no puedo ver nada más que el camión de sabritas que está parado delante de mi. La fila de autos sigue avanzando muy lentamente, pasan otros 5 minutos y yo sigo en el mismo puente. De pronto alcanzo a distinguir unos conos fluorescentes de esos que usan para señalar precaución y a un hombre vestido con uniforme militar parado a un lado de ellos, me pregunto ¿Qué hacen? ¿Por qué están ahí en medio del puente? ¿Acaso es otro retén que pretende pescar a los que se les hayan escapado a los anteriores? Conforme me voy acercando al lugar de los hechos, puedo ver un camión enorme pintado con los colores militares de camuflaje, está ahí, imponente sobre la carretera y yo sigo con la intriga acerca de las verdaderas intenciones de un segundo retén.

Cuando por fin estoy ahí, frente a ellos me doy cuenta de que el camión tiene levantado el cofre y sale humo, casi imperceptible debido a la leve lluvia que cae sobre nosotros. El enorme transporte está descompuesto y varado a mitad del puente. ¡Que desilusión! ¿Esos son los héroes que vienen a salvar nuestras vidas y darnos tranquilidad? ¿Esos que no pueden siquiera revisar que sus medios de transporte funcionen correctamente? Bueno, después de todo no son más que humanos, hombres en cumplimiento de su deber.

Acelero mi coche ya con el camino libre, rogando por que no haya más retrasos y para que todos los semáforos me toquen en verde jajaja. Al final de cuentas no llegué tan tarde a mi cita. La función de cine empezaba a las 7, pero mi muy precavido novio me citó a las 6 “sólo por si las dudas jeje”.




Cheryl

martes, 8 de julio de 2008

Aprendiendo

Desde el preciso momento de nuestro nacimiento el aprendizaje empieza y no termina hasta que nos llega la muerte.

Somos unos bebés recién salidos del vientre y aprendemos que debemos respirar y sobrevivir ya fuera de nuestro primer hogar seguro y calientito, aprendemos que si queremos comer o si algo nos duele debemos llorar, a usar nuestros pocos recursos, a sujetar objetos, a distinguir voces e incluso a hacer algunos sonidos ininteligibles para comunicarnos también.

Aprendemos a caminar, a compartir con otras personas, a comer correctamente, a ir al baño, a vestirnos solos, a leer, a escribir, a elegir, etc. Tal pareciera que nunca dejamos de aprender cosas nuevas en la vida. Conforme vamos creciendo el aprendizaje cambia, la vida nos va enseñando cosas diferentes a cada uno de nosotros y llega un momento en que podemos incluso elegir las cosas que deseamos aprender. Como a tocar la guitarra o el piano, a bailar, a bordar, a soldar, a diseñar infinidad de cosas que ahora requieren profesionistas para hacerlas. Elegimos a qué escuela queremos ir, dependiendo de aquello que queremos aprender. Decidimos a qué nos vamos a dedicar durante nuestra vida laboral, no tiene que ser algo definitivo si no queremos, pero siempre estamos eligiendo y aprendiendo.

Aprendemos sobre la amistad, sobre el amor, sobre la ternura, la compasión, la generosidad y demás cosas hermosas; pero debe haber equilibrio en la vida y también aprendemos sobre el odio, la desilusión, el egoísmo y las diferencias sociales. Estos últimos, son sentimientos y situaciones que no quisiéramos aprender nunca, al menos no en carne propia, pero son parte de la realidad y no la podemos evadir.

Pero tenemos la ventaja de que contamos con la grandiosa capacidad de elegir y son nuestras elecciones las que nos van llevando por distintos caminos en la vida, de manera que vamos aprendiendo lo que está a nuestro alcance en esos caminos. A veces nos equivocamos, tomamos las decisiones incorrectas y terminamos aprendiendo de tristeza, soledad y miseria. A veces acertamos en nuestras elecciones y éstas nos llevan por caminos de paz y bienestar. Que más quisiéramos todos que saber elegir lo mejor para cada uno de nosotros. Pero, desafortunadamente, no contamos con una bola de cristal que nos diga exactamente el camino que nos conviene. Y, tal vez, lo que nos conviene hoy podría no ser lo ideal mañana.

Y, como ya lo había mencionado en temas anteriores, ¿Cómo reconoceríamos lo bueno si no conocemos lo malo?

Equivocarse no es malo, amigos, lo malo viene cuando no aprendemos nada de nuestras equivocaciones y seguimos caminando por la vida en la misma senda llena de fango y hoyos que van acabando lentamente con la esperanza. Si nos hemos equivocado, aprendamos a perdonarnos y continuemos. Aprender es la clave. Nunca detenernos de aprender, porque a eso venimos al mundo, y nada de lo que nos pasa es en vano, son lecciones que nos da la vida. O al menos a mi me gusta pensar que así es, aunque tal vez algunos de ustedes no estén de acuerdo con mi punto de vista.

Una lección que me parece de las más importantes es: aprender a amarse a uno mismo por sobre todas las cosas. Sé que puede sonar como algo egoísta, pero no se trata de llegar al narcisismo cuando hablo del amor por uno mismo. Se trata de amarte por lo que eres, un ser único y excepcional, con errores y temores, ¿Quién no los tiene?, pero que es capaz de aprender de lo bueno y de lo malo y sacar una ventaja siempre. Nunca te compares con los demás, porque no hay nadie igual que tú. Siempre habrá alguien más guapo o hermosa que tú, alguien más inteligente o con más dinero, pero nadie, nadie es mejor que tú.

Y si eres capaz de amarte a ti mismo incondicionalmente, entonces también eres capaz de recibir el amor de los demás.



Cheryl

domingo, 6 de julio de 2008

La princesa enamorada

Había una vez en una tierra no muy lejana una princesa que soñaba con encontrar el amor, a su príncipe azul. Vivía en un castillo rodeada de gente. Sus sirvientes, cortesanos y súbditos. Sus padres y hermanos la adoraban y se preocupaban por ella. Ellos querían siempre lo mejor para su vida y trataban de dárselo.

Pero en el corazón de la princesita sólo había un anhelo: amar y ser amada. Se pasaba los días en su habitación mirando por la ventana hacía el camino que conducía al castillo, imaginando cómo sería el momento en que su príncipe apareciera. Ella sabía que ese momento llegaría, él vendría hasta donde ella lo esperaba y bastaría sólo una mirada para que los corazones de ambos se sincronizaran en una misma melodía. No habría más que decir, todo se lo comunicarían con los ojos. Se casarían y serían felices por siempre.

Pero como en todo, había alguien a quien no le agradaban los sueños de la princesita, alguien que no quería verla feliz… la bruja. Siempre que veía a princesita alegre y con el corazón lleno de esperanza por su futuro, se le paraban los pelos de punta y sentía unos celos tremendos por su felicidad. Así que se dedicaba a arruinar todo lo hermoso que veía a su paso. Principalmente los sueños de la princesa, que tanto odio le causaba. La bruja se fingía gran amiga de princesita, siempre estaba ahí dispuesta a “ayudarla” con cualquier pena o preocupación que la embargara. Pero en cuanto tenía la mínima oportunidad regaba todo su veneno en su corazón.

Le decía que ese amor que ella soñaba no podía existir, porque eso sólo pasaba en los cuentos de hadas, o en las novelas de televisa. Que los hombres mienten siempre y para su conveniencia, sin pensar en el daño que pueden causar y que en caso de que su príncipe apareciera y se casara con ella, no serían felices para siempre como ella suponía, porque, le explicaba detalladamente, el amor se acaba y seguramente su amado terminaría engañándola con otra princesa mas joven y guapa, o tal vez estaría tan absorto en su trabajo y sus problemas que la pondría de lado todo el tiempo, se olvidaría de ella por estar arreglando los asuntos del reino.

Cada vez que princesita escuchaba las palabras envenenadas de la bruja, su corazón se resquebrajaba un poco y perdía la luz de la esperanza. No sabía qué hacer, ella confiaba ciegamente en que su sueño se haría realidad, pero ¿Qué pasaría si no era verdad? ¿Qué pasaría si la bruja tenía razón en todo lo que decía? El miedo se apoderaba de princesita. Ella no quería encontrar a su príncipe pero seguir sola. Ella quería entregar su corazón y recibir a cambio uno también.

No había considerado siquiera la posibilidad de ser engañada por su amado, ella creía que con el paso del tiempo el amor se hacía más fuerte en lugar de débil, que los sentimientos cambiaban, eso era cierto, pero no para el lado opuesto del amor, si no hacia el amor mismo, pero con diferente luz. El sólo pensar en esas ideas, que la bruja tenía la costumbre de repetirle a cada instante, la hacía llorar y estremecerse de dolor.

La princesita luchaba con todas sus fuerzas día a día por vencer ese temor que la bruja le había metido en su corazón, deseaba poder seguir soñando y esperar pacientemente a que su príncipe apareciera por el horizonte, gallardo y hermoso, dispuesto a luchar por su amor, a matar dragones incluso, porque el amor que ella era capaz de ofrecerle valía eso y más.

Ahora, sin embargo, ya no estaba segura de nada. La duda y el temor habían sido sembrados con éxito dentro de su alma. La pobre princesita ya no era feliz. Las largas horas que pasaba en su habitación ya no eran dedicadas a soñar con el encuentro con su amado. Las cosas habían cambiado, pasaba su tiempo pensando, recordando con nostalgia sus sueños de amor perdidos.

Sus padres y hermanos estaban asustados por el comportamiento de princesita, ya no la reconocían, ya no era la luz del palacio, ya no cantaba por los pasillos, ni bailaba en los jardines… ya no era la misma.

Princesita no se imaginaba que existieran todos esos problemas que la bruja le decía, ella pensaba que el amor era maravilloso y que las cosas relacionadas con él siempre terminaban bien. Que los príncipes y las princesas se conocían y se amaban el uno a la otra desde el primer instante y para siempre. No había engaños, ni mentiras, ni los príncipes se iban con otras princesas a pasarla bien, ni tampoco se olvidaban de sus amadas por estar de mal humor resolviendo los problemas del palacio. De pronto su mundo ya no era tan perfecto como ella creía.

Un día, después de mucho pensar en la nueva realidad que la bruja había puesto ante sus ojos, decidió salir a dar un paseo por los jardines del castillo. Hacía tanto tiempo que no salía de su habitación, a pesar de las suplicas de su madre. Cruzó los largos pasillos del palacio caminando lentamente, con su mente todavía ocupada en sus pensamientos. Salió al patio lleno de personas que al verla le sonreían y la saludaban, ella los observó ¿Por qué sonreían si la vida era tan terriblemente cruel? A duras penas pudo devolverle la sonrisa a un par de ellos y continuó caminando sin detenerse.

Iba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta en que momento llegó al jardín, sus pies caminaban por sí solos y no se fijó en que lo hacían sobre las flores de su madre hasta que sintió un pinchazo en una de sus pantorrillas, reaccionó con enojo, molesta por la interrupción a su concentración. Al ver el daño que sus pasos habían causado en el jardín de margaritas de la reina, su madre, se sintió muy mal. Pegó un salto para salir de ahí y se arrodilló a revisar los daños. Varias flores de las más hermosas yacían en el suelo, aplastadas por sus pisadas. Princesita se puso a llorar, había causado un mal sin quererlo y lo sentía tanto. Sus lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas hasta caer sobre las flores. De pronto princesita vio como una de ellas empezaba a recuperar su postura, con un poco de esfuerzo se irguió por completo y buscó el ángulo propicio para que el sol llenara sus pétalos.

Detrás de esa primera flor, empezaron a levantarse las demás hasta que muy lentamente todas recuperaron su forma. Que felicidad sintió princesita al ver aquel milagro. Todas esas pequeñas margaritas habían encontrado la manera de reponerse del daño que ella les había causado sin querer, sólo por no mirar más allá de su dolor. En ese momento princesita volteó su rostro hacia todos lados y por fin, después de mucho tiempo de estar triste, pudo ver el mundo de nuevo, pudo respirar profundamente sin sentir que sus pulmones no eran suficientes y que el corazón le estallaría en cualquier momento.

Permaneció sentada sobre el pasto admirando una vez más a las flores que había pisado, lucían hermosas y felices de estar bajo el sol, como si el daño nunca hubiera ocurrido.

La tranquilidad de princesita volvió a su corazón, la vida y el amor eran maravillosos, aunque a veces tengas que ser pisoteado para darte cuenta.



Cheryl