martes, 31 de marzo de 2009

De paseo

En el cumpleaños de Rodrigo estuvimos pensando qué hacer para festejar ya que cayó en domingo y el siguiente día fue feriado, así que tuvimos dos días libres. Al principio pensé en sorprenderlo con un romántico paseo nocturno en barco, pero fue prácticamente imposible conseguir boletos, parece ser que a muchas personas se les ocurrió la misma idea ( ni que mencionar de los elevadísimos precios debido a la demanda). Después pensamos en ir a nadar con delfines, a Rodrigo le encantan esos animalitos súper inteligentes y siempre dice que estar cerca de ellos es una aventura inolvidable, pero tampoco nos fue posible ir.

Después de mucho pensarlo decidimos irnos de paseo y encaminamos los pasos, ¿O debería decir rodadas?, hacia el pueblo de Mascota, Jalisco. Ahí cerca hay una presa llamada Corrinchis, un lugar muy agradable donde hay un restaurante bastante sabroso (y nada caro) y pequeñas lanchas de motor que por una módica remuneración económica te llevan en un recorrido por la presa, también rentan unas pequeñas lanchas con pedales en las que puedes pasear en pareja, a las cuales Rodrigo no quiso subirse por nada del mundo jeje.

Cuando llegamos al restaurante, después de haber disfrutado de casi dos horas de camino, y cuando digo disfrutar lo digo en serio porque siempre tenemos buena música y unas charlas muy entretenidas e interesantes, el lugar estaba repleto de gente, de voces y risas, había un mariachi tocando las canciones de la preferencia de sus contratantes, familias completas compartiendo tiempo e historias. El ambiente estuvo magnifico para la ocasión.

También visitamos una iglesia medio derrumbada que a mí en lo personal me gusta mucho, es una construcción armoniosa, hecha casi en su totalidad de piedra de color oscuro. Con jardines muy bien cuidados y un convento más moderno en la parte trasera. Después de eso dimos un paseo por el pueblo, caminamos por sus tranquilas y empedradas calles. Por cierto que mientras recorríamos el pueblo, bastante callado y tranquilo, escuchamos un ruido estruendoso y vimos pasar un coche a toda velocidad que llevaba arrastrando uno de los focos traseros por todo el empedrado. Pensamos en dos posibles opciones: número uno, iba huyendo de alguien; número dos, era un payaso fanfarrón. Aunque yo creo que por más fanfarrón que pretendas ser, el hecho de arruinar de esa manera uno de los focos de tu auto, no es algo muy inteligente que digamos.

Regresamos a casa cansados pero muy contentos. Fue un bonito día y el cumpleañero se la pasó muy bien, lo cual me da mucho gusto, porque esa era la principal intención, colaborar para que mi amor tuviera un feliz cumpleaños. Pero ¿Saben cuál fue la mejor parte? ... que hacerlo feliz a él, me hace feliz a mi misma.


Besos


Cheryl

martes, 24 de marzo de 2009

Tristezas...

¿Cómo combatimos la tristeza? A veces, sobre todo cuando estoy sola, me pongo a pensar, a hacer un recuento de mi vida, de mis logros, de mis fracasos y eso me pone sentimental. En otras ocasiones, cuando mis emociones están al tope y sólo necesito un pequeño detalle, un pretexto que le dé una razón a mis lágrimas, me pongo a llorar. En otros momentos lo que hago es correr, nunca he sido muy deportista, pero cuando siento que la tristeza me consume prefiero correr, así mi corazón palpita con fuerza dentro de mi pecho y puedo convencerme de que no se ha detenido aún.

Hace unos días, mientras pasaba el tiempo con una revista en la mano, leí un artículo que trataba sobre si es posible que algunas personas mueran de tristeza. Muchos poetas han utilizado la frase “Morir de amor” durante siglos y es de lo más romántico que he escuchado... y también de lo más deprimente. Pero volviendo al tema, el artículo mencionaba las pocas posibilidades de que la tristeza llegue a causar la muerte, sin embargo, la ciencia admite que, de acuerdo con estudios realizados, la depresión crónica, el temor o la ira pueden crear el escenario adecuado para futuras enfermedades cardiacas. Los expertos especulan acerca de cómo la depresión puede acelerar el ritmo cardiaco o comprimir los vasos sanguíneos, lo cual contribuye al infarto del miocardio.

De acuerdo con la naturaleza de cada persona, es la forma en que manejamos nuestras emociones negativas. Algunos tratamos de buscar una buena opción para sobrevivir de la mejor manera posible, otros en cambio se dejan llevar por el mal camino y tratan de llenar los vacíos en que se han convertido sus vidas con alcohol o drogas que sólo los llevan a más soledad y a provocar un vacío mucho mayor, los alejan de todos sus seres amados o de la posibilidad de conocer a la persona que tanto han buscado.

Y esa conclusión me llevó a otra.... tal vez no sean tantas las posibilidades de que las personas puedan morir de tristeza, pero lo que si es cierto es que un estilo de vida sedentario, una baja autoestima y un estado de ánimo siempre decaído y nostálgico le facilita el camino a vicios destructivos que por sí mismos pueden acabar con nuestra vida.

Así que tratemos de poner una sonrisa en nuestros rostros, procuremos que llegue hasta los ojos... y si es posible, aunque implique un gran esfuerzo, hacer que el corazón sienta esa alegría, aún a pesar de que la vida no nos esté devolviendo la sonrisa.


Saludos!

Cheryl

miércoles, 18 de marzo de 2009

Vivir cuesta

Desde que empezó esto de la crisis económica los noticieros de televisión, al igual que los periódicos y las estaciones de radio, no han parado de hablar sobre la pérdida de empleos, el cierre de empresas manufactureras, la baja inversión, la caída de la bolsa de valores, el precio del dólar, el aumento de la canasta básica, etc.

Y aunque, personalmente sí la he resentido de algunas formas, no dejo de ver como las personas que están a mí alrededor continúan con su tren de vida de la manera más normal posible. No hay fin de semana en que no haya fiesta en casa de algún vecino, aclarando que no me doy cuenta porque sea la más popular de las personas y ellos me inviten a todas sus reuniones jeje, la verdad es que me doy por enterada debido a la imposibilidad de ignorar a una banda tocando a varias puertas de distancia de tu casa, o en su defecto (menos presuntuoso pero más barato) un sonido con 16 bocinas capaz de dejar sordo a cualquiera.

Y eso sin contar con que cada vez que me aparezco por el supermercado para comprar algunos víveres, los pasillos están abarrotados de personas con sus carritos llenos hasta el tope y ni que mencionar sobre las filas en caja a la hora de pagar; los antros a reventar, con personas afuera deseando entrar; los restaurantes con lista de espera; las carreteras y gasolineras siempre llenas y más.

Con tal panorama financiero y de acuerdo a las fechas en que estamos, sé de sobra que la hora de pagar la tenencia de mi coche está cada vez más cercana, así que con muy pocas ganas de pagar, con la cartera temblando por el desembolse que se acercaba y aprovechando al máximo la tecnología, entré a la página de Internet para verificar el pago de mi tenencia. Para mi sorpresa (que en realidad no es tanta cuando manejas un coche que por su edad bien podría estar en la primaria) el pago resultó no ser tan alto como me lo imaginé. Así que hice acopio de valor y solté la lana.

No puedo negar que hay momentos en que el hecho de tener un delicioso colchón y una tv pantalla plana, no me conforta.... ¡¡Por supuesto!! Pero eso me pasa sólo cuando tengo que ir a pagar las mensualidades.

Es verdad que los sueldos no alcanzan tanto como quisiéramos y que una simple salida al cine en pareja, con palomitas y refresco te cuesta más de cuatro salarios mínimos y ni decir de una salida a cenar en un restaurante “nice”, no digo de lujo, a estas alturas sólo es recomendable hacerlo una vez a la quincena.

Ahora es cuando pienso en cuanto me convendría tener ahorros, la verdad, nunca me he caracterizado por ser ahorradora y hasta hace un par de años tenía la filosofía de que más vale gastar en las cosas que te gustan y te divierten, que guardar el dinero esperando por algo tan incierto como el futuro. Sobre todo si te das cuenta de que nadie sabe si vivirá para ver el día de mañana. Pero el paso de los años y las experiencias me han hecho cambiar de idea. Sigo pensando en que no es bueno privarse de las cosas que nos hacen felices por guardar el dinero para el futuro, pero ahora sé que guardar una pequeña parte de tus ingresos es una acción inteligente.

Pero independientemente de los estragos económicos del mundo y de tener que aceptar que ahorrar no es del todo malo jeje, doy gracias por tener un empleo que me da la oportunidad de aprender y que además de todo mantiene vivas mis ilusiones y los planes que tengo en mente.

Les mando besos!


Cheryl



martes, 3 de marzo de 2009

Mentiras!

Ayer mientras veía un programa de televisión, uno de los personajes de la serie dijo una frase que me dio pie para escribir: “Las personas mienten”.

Algo que aprendí desde hace muchos años es que las mentiras son versátiles, a veces duelen, a veces alivian el dolor o mejor dicho, lo retrasan... porque tarde o temprano tenemos que enfrentar la verdad cara a cara.

La mayoría de nosotros sabemos que las mentiras duelen, que el engaño nunca es tomado de buena manera, que por más que nos empeñemos en tratar de verle el lado bueno a las mentiras, siempre serán un trago amargo, tanto para el que miente como para el que es engañado. Pero ¿Por qué mentimos? ¿Cuál es la razón que nos orilla a mentir?

Generalmente mentimos cuando nos sentimos acorralados, cuando cometemos actos de los cuales nos avergonzamos, cuando tenemos miedo, cuando queremos conseguir algo que de otra manera no se nos daría, cuando intentamos ser alguien que no somos, a veces lo hacemos para chantajear, para dominar, a veces con malicia o con buena intención, etc.

Todos hemos escuchado hablar de las mentiras piadosas, mentiras blancas o incluso frases tales como: “lo hice por tu bien” “no sabía si podrías manejar la verdad” y demás ¡Por favor! Es cierto que la verdad no siempre es algo fácil de asimilar o manejar, pero definitivamente es mejor saber con certeza lo que estás enfrentando o viviendo para, de esta manera, poder tomar las decisiones pertinentes.

Mentir es muy sencillo para algunos, incluso hay personas que viven de ello. Conozco unas cuantas que han hecho de las mentiras todo un arte. De la misma manera hay otras para quienes mentir resulta poco menos que una misión casi imposible, se les va el habla, transpiran, tartamudean y se muestran tan nerviosas que terminan descubriéndose a sí mismas.

Pero... ¿Y si mentimos tan maravillosamente bien que acabamos creyendo nuestras propias historias? Se han dado casos.

El problema es perdernos dentro de nuestras mentiras, acabar con lo que en realidad nos importa, alejarnos de las personas que amamos por perseguir una realidad que sólo existe en nuestra imaginación. Mentir desgasta la mente y el cuerpo. Ahí es donde entran al rescate los valores, los principios y el amor por uno mismo y por las personas que nos rodean.

Tal vez sólo sea cuestión de proponernos día a día mentir menos, sobre todo a nosotros mismos. Lastimarnos menos, amarnos más, respetar a los demás, tratar de hacer lo mejor con nuestras vidas, cumplir nuestras promesas, hacer bien nuestro trabajo, preocuparnos por los que amamos y siempre, siempre seguir adelante a pesar de todo.

Bueno ¿Qué más puedo decir? Hay que mentir menos para vivir mejor.

Saludos!!

Cheryl