martes, 24 de marzo de 2009

Tristezas...

¿Cómo combatimos la tristeza? A veces, sobre todo cuando estoy sola, me pongo a pensar, a hacer un recuento de mi vida, de mis logros, de mis fracasos y eso me pone sentimental. En otras ocasiones, cuando mis emociones están al tope y sólo necesito un pequeño detalle, un pretexto que le dé una razón a mis lágrimas, me pongo a llorar. En otros momentos lo que hago es correr, nunca he sido muy deportista, pero cuando siento que la tristeza me consume prefiero correr, así mi corazón palpita con fuerza dentro de mi pecho y puedo convencerme de que no se ha detenido aún.

Hace unos días, mientras pasaba el tiempo con una revista en la mano, leí un artículo que trataba sobre si es posible que algunas personas mueran de tristeza. Muchos poetas han utilizado la frase “Morir de amor” durante siglos y es de lo más romántico que he escuchado... y también de lo más deprimente. Pero volviendo al tema, el artículo mencionaba las pocas posibilidades de que la tristeza llegue a causar la muerte, sin embargo, la ciencia admite que, de acuerdo con estudios realizados, la depresión crónica, el temor o la ira pueden crear el escenario adecuado para futuras enfermedades cardiacas. Los expertos especulan acerca de cómo la depresión puede acelerar el ritmo cardiaco o comprimir los vasos sanguíneos, lo cual contribuye al infarto del miocardio.

De acuerdo con la naturaleza de cada persona, es la forma en que manejamos nuestras emociones negativas. Algunos tratamos de buscar una buena opción para sobrevivir de la mejor manera posible, otros en cambio se dejan llevar por el mal camino y tratan de llenar los vacíos en que se han convertido sus vidas con alcohol o drogas que sólo los llevan a más soledad y a provocar un vacío mucho mayor, los alejan de todos sus seres amados o de la posibilidad de conocer a la persona que tanto han buscado.

Y esa conclusión me llevó a otra.... tal vez no sean tantas las posibilidades de que las personas puedan morir de tristeza, pero lo que si es cierto es que un estilo de vida sedentario, una baja autoestima y un estado de ánimo siempre decaído y nostálgico le facilita el camino a vicios destructivos que por sí mismos pueden acabar con nuestra vida.

Así que tratemos de poner una sonrisa en nuestros rostros, procuremos que llegue hasta los ojos... y si es posible, aunque implique un gran esfuerzo, hacer que el corazón sienta esa alegría, aún a pesar de que la vida no nos esté devolviendo la sonrisa.


Saludos!

Cheryl

2 comentarios:

Rodrigo dijo...

todo en exceso es malo... menos las alegrias!

Pasajeros enmascarados dijo...

TODO TODO en exceso es malo... Nadie soporta a un payaso alegre todo el día... Hace que uno sienta ganas de hacerlo sufrir y que entonces el exceso de alegria en la otra persona sea malo para él... Ja ja ja ja ja...

Volviendo al tema, me parece que parte de todo aquello de morir de tristeza va muy de la mano con tener o no tener un propósito, que creo que es lo que puede (en ciertas personas) desatar tristeza y comenzar a marchitarse. Basta darse una vuelta a un asilo y notar quién tiene todavía propósitos para vivir...