miércoles, 13 de agosto de 2008

¿Sejuela?

Estaba la otra noche cenando con mis amigos, festejando el cumpleaños de mi amiga Clara, en un restaurante muy nice en el centro de Puerto Vallarta, famoso por su cocina mediterránea y precios no muy accesibles, y les contaba la aventura que tuve que vivir para llegar hasta allá.

Todo empezó un día antes de la cena, cuando decidí llevar mi coche al taller de suspensiones porque se le escuchaba un ruido extraño y misterioso. Llego con el mecánico quien es mi cuate y conoce a mis hermanos desde hace mucho, razón por la cual es de mi confianza, y me dice que le lleve mi coche la mañana siguiente porque en ese momento está muy ocupado.

Y ahí estaba yo temprano en la mañana a dejarle el auto. Me voy a trabajar con la seguridad de que por la tarde ya lo tendré de regreso en casa. Pero cual sería mi sorpresa que nunca llegó. Ya entrada la tarde me encaminé hacia el taller para averiguar qué estaba pasando, pero ¡Estaba cerrado! Me asomé por una de las enormes puertas y alcancé a ver mi coche flotando en el aire, subido en el gato hidráulico. ¿Y ahora, como llegaré a la cena?

Decidí ir a buscar al susodicho mecánico hasta su casa, necesitaba una explicación ¿Por qué mi coche seguía ahí? ¿Por qué no me avisó que no saldría ese mismo día? ¿Tan grave estaba el problema? Miles de dudas empezaron a circular por mi cabeza. El mecánico no estaba en su casa, el taller cerrado, mi coche sufriendo vértigo a las alturas y yo desconsolada por no tener transporte.

Lo peor del caso era que la hora de la cena se acercaba sin importar que yo estuviera a muchos kilómetros de distancia y sin otra manera de llegar allá que no fuera en camión. Pero para eso ya era tarde, no contaba con suficiente tiempo. Llego a mi casa con la seguridad de que no podré ir a la cena y de repente al girar la cabeza veo mi salvación..... ¡La camioneta de mi papá! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Seguramente porque la simple idea de llevarme esa camioneta sin permiso de su propietario me ponía los nervios de punta. Sin contar con el clásico temor de que las cosas se lucieran, como suele suceder, y ocurriera algún accidente.

Todo estaba decidido, no me quedaba más remedio que raptar la camioneta Nissan pick up con redilas que mi papá utiliza para sus labores del campo. Para cuando termino conmigo, ya estoy en mis mejores galas. Vestido sexy, zapatos de tacón alto, peinado de salón y maquillaje inmaculado (aquí si aplica JC). Me subo a mi transporte de esa noche haciendo gala de gracia femenina y emprendo el camino hacia mi destino.

Además del claro nerviosismo de conducir un auto prácticamente robado y desconocido me llevé la sorpresa de que la pequeña Nissan se sacude demasiado como para conservar el peinado en su lugar y mi columna vertebral también. Para cuando llegué al restaurante no tenía peinado alguno, pero todavía podía recordar, con diversión, las caras de sorpresa y burla, de algunas personas que se tomaron la molestia de voltear a verme mientras conducía mi flamante camioneta de redilas.

Durante la cena, mientras platicaba, entre risas, los acontecimientos ocurridos me quejé de sentir un leve dolor en el muslo derecho. Roberto mencionó que podría ser un nervio debido a la tensión y que también a él le estaba molestando el pie que se lastimó hace algunos años. Todos empezamos a hablar sobre nuestros dolores cuando de pronto Esther comentó “Pues deberían poner atención a esos problemas, a nuestra edad ya debemos tomar más en serio todos esos detalles”... las risas no se hicieron esperar.

Pero en el fondo no pudimos evitar pensar si de verdad ya estamos llegando ala etapa en que ataca “La sejuela”.... Se jue la juventud.


Cheryl

4 comentarios:

Pasajeros enmascarados dijo...

Ja ja ja ja... Ya me imagino el contraste de tu atuendo con la camioneta de batalla... Pero qué bueno que no se te cerró el mundo.

Respecto a los achaques de la edad, hace tres días después de dura talacha me agaché a sacar limones del más recóndito rincón del refrigerador y sentí alfileres en la columna...

Indudablemente Sejuela...

Rodrigo dijo...

recuerda

You are not a drama queen... you are an emotional princess

Tamy dijo...

Hola!
encontre tu blog.
me parece muy entretenido.

Saludos, yo también vivo en BADEBA

MIG dijo...

Ay si esa sejuela nos persigue a todos, yo me di cuenta que padecia de la sejuela hace poco mas de un año... cuando la señora que me vende zapatos me aviso que mi pedido habia llegado, yo quede en pasar por mi mercancia ese mismo dia por la tarde, de echo el lugar me queda de camino a mi casa, pero que sucedio!!.. no me acorde de ir por mis zapatos!!!!!, me acorde hasta el dia siguiente!!... como puede ser eso posible???? se me podra olvidar todo, pero menos algo que tenga que ver con mis articulos personales.... en fin... creo que ya lo supere... o no??? :O