sábado, 5 de julio de 2008

Olvidar

Olvidar…

¿Cómo funciona la mente humana en cuanto a olvidar se refiere? Olvidar es dejar de tener algo o a alguien presente en la memoria; dejar de sentir afecto o algún otro sentimiento hacia una persona u objeto. Olvidar ¿Es algo que nuestra mente hace de manera automática? ¿O es algo que hacemos nosotros mismos de forma conciente o, tal vez, inconciente?

¿Por qué cuando nos pasan cosas buenas a veces lo olvidamos tan pronto? Y sin embargo cuando nos ocurren cosas desagradables, es tan difícil olvidar. Hemos escuchado tantas veces aquello de que “el tiempo todo lo cura” que en ocasiones esperamos que de verdad el tiempo le ponga solución a todo, sin pensar en que también depende en mucho de nosotros mismos. Porque ¿Cómo puede el tiempo, por sí solo, borrar algo que nuestra mente se niega a soltar?

Pocas veces recuerdo aquel momento en que un muchacho me regalo una rosa hecha de papel acompañada de una sonrisa y un guiño, y sin embargo recuerdo con cierta frecuencia la primera desilusión amorosa que tuve. Casi no puedo recordar las emociones que sentí cuando vi la flor en sus manos mientras caminaba hacía donde yo estaba sentada, pero puedo recordar con claridad el dolor punzante en mi corazón cuando se rompió por primera vez.

¿Por qué será que las experiencias dolorosas se adhieren a nuestros recuerdos con mucho más fuerza que las bondadosas?

Y, además, nos resistimos tanto a ser olvidados, que en ocasiones hacemos lo contrario de lo que sabemos correcto, sólo para no dejar de estar presentes en las vidas de los demás. Porque si somos olvidados entonces dejamos de existir. Al menos en las memorias de quien nos olvida.

En cuanto al perdón, que siempre camina de la mano del olvido, hay muchas versiones y cosas que me cuesta entender. Por un lado están las personas que aseguran que cuando amas, perdonar es más sencillo (porque el amor te envuelve en un aura de mártir seguramente) por el amor que se tiene y porque “hay cosas mas importantes”. Y claro está porque el amor todo lo puede. Amar a alguien significa poder perdonarle una falta, porque el amor así es, y eso es algo difícil de comprender para muchos.

Y también esta la otra cara de la moneda, aquellas personas que dicen que cuando amas es más difícil perdonar y olvidar, debido precisamente a ese amor, porque según esta teoría, mientras más fuerte es el amor, más dolorosa es la herida y más complicado el perdón y, por supuesto, el olvido.

Hay algunos que afirman que perdonar no significa olvidar o viceversa, pero yo creo que si no eres capaz de olvidar el dolor que te fue ocasionado por otra persona, entonces no eres capaz de perdonar. Ya que el dolor tiene mucho mayor agarre en nuestra mente, si no puedes superarlo, sacarlo o, al menos, hacerlo a un lado, éste no te permitirá seguir a delante y mantener una relación saludable con la persona en cuestión. Entonces lo mejor es tratar de olvidar esa relación y continuar.

¿Es más fuerte el amor o el rencor? Son sentimientos de fuerza tan similar, que sólo existe una delgada línea que los separa, “Del odio al amor tan sólo hay un paso”.

Olvidar es siempre la parte más difícil del perdón. Ya sea olvidar a una persona que te abandonó o paso a mejor vida, o dejar atrás una traición o engaño. A veces es, simplemente, imposible. Cuando nos aferramos a los recuerdos malos y buenos, es como extraer de nuestro almacén personal de memoria la experiencia que deseamos recordar y concentramos nuestras energías en revivir dicha experiencia. A veces para bien, recordando momentos agradables y a veces para mal, reviviendo momentos dolorosos.

Y como recordar es volver a vivir, tal vez volvamos a llenar de odio nuestro corazón sólo con recordar aquello que nos lastimó. Y esos recuerdos nos impiden llegar al perdón. Entonces ¿Por qué nos empeñamos en recordar lo malo y obviar lo bueno?

Somos humanos y todos los humanos cometemos errores, guardamos rencores, sentimos amor, olvidamos y perdonamos. Procuremos entonces que nuestros momentos malos, nuestras heridas y experiencias poco positivas no agobien nuestras vidas con demasiada frecuencia. Dejemos el pasado en donde debe estar y no condicionemos el futuro a nuestra necia memoria que se aferra a los recuerdos, a menos que éstos sean felices y de alguna utilidad para nuestro bienestar.

Si sabes perdonar y puedes olvidar los daños, entonces tienes mucho camino andado hacia tu felicidad personal. Pero pon atención, no te olvides de aquello que en algún momento de tu vida te provocó una sonrisa o mariposas en el estómago. Y la siguiente vez que estés de mal humor y sólo vengan a tu mente motivos para maldecir a la vida, a tus colaboradores o vecinos, ten presente que no siempre te han ido tan mal las cosas. La vida es bella.



Cheryl

2 comentarios:

MIG dijo...

Eso ke comentas es muy cierto, muchas veces recordamos mas los momentos malos ke los buenos, es como cuando tienes una relación con alguien, generalmente ves mas las cosas malas de tu pareja, y solo de vez en cuando te pones a pensar a conciencia todo lo bueno ke tiene y las cosas buenas ke hace por ti.
Afortunadamente yo todavia recuerdo la primera vez ke mi esposo me beso, creo ke ahora siento mas mariposas en el estomago ke en ese entonces =D Saludos...

Pasajeros enmascarados dijo...

Yo creo que está en la personalidad de cada quién, el balance de cuál es el tipo de sensaciones que más recuerdas.

Las personas que son infelices, seguramente no lo son por haber vivido más cosas malas, sino por carecer de la capacidad para recordar con facilidad sus alegrías y por el contrario se aferran a recordar lo que los lastima.